Flores blancas, incienso y romero ofrecieron mujeres de origen otomí de San Juan Ixtenco a Dios este Día de La Candelaria.
Ataviadas en faldas largas de color negro, blusas blancas con figuras bordadas en pepenado y chales, las indígenas participaron en la bendición de las semillas previo al ciclo agrícola de temporal primavera-verano.
Ya que el año pasado sufrieron por la mitigación del cambio climático, oraron para que sea un buen temporal y llueva.
A pesar del frío que se sintió por los remanentes de la quinta tormenta invernal, desde muy temprano acudieron al llamado de la Iglesia católica, como cada dos de febrero.
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En canastas elaboradas con agujas que se obtienen de árboles de pino (ocoxal), colocaron al Niño Dios y a su alrededor mazorcas de maíces de color nativos, frijol, amaranto, haba, lentejas, alberjones, girasol y calabaza.
En el templo de Juan El Bautista, después de agradecer a Dios, acudieron al domicilio del Mayordomo, donde degustaron de los tradicionales tamales.