El Obispo Julio César Salcedo Aquino presidió la celebración eucarística con la que inició la fiesta diocesana de los Santos Niños Mártires Cristóbal, Antonio y Juan, quienes ofrendaron su vida para servir a Jesús.
Desde el Santuario de los Niños Mártires, en Santa María Atlihuetzia, en Yauhquemehcan, el jerarca de la Iglesia católica en Tlaxcala sostuvo que los jóvenes están en el camino de encontrar a Jesús, de ahí la relevancia de que sean ellos quienes abran la fiesta de la Diócesis que está en torno al don de la santidad de los mártires.
Tras reflexionar sobre la lectura del Evangelio de San Mateo, el obispo de Tlaxcala llamó a los jóvenes a emular el ejemplo no solamente de los Santos Niños Mártires, sino también el del discípulo de Jesús, quienes trabajaron siempre por el reino de Dios y por compartir la palabra de Jesús.
Ante decenas de asistentes, recordó que los niños mártires se encontraron con Jesús y de esa forma quisieron también compartir su vida y lo que habían encontrado, pues dijo que siendo hijos de nobles (Cristóbal y Antonio) decidieron no quedarse en la comodidad de sus comunidades ni aferrarse a sus riquezas, sino que se pusieron dispuestos a compartir su encuentro con Jesús.
Del santo Cristóbal, el obispo mencionó que no le importó quedar deshereado y siguió el camino de Jesús; mientras que contó que Antonio y Juan dejaron sus bienes y a su familia y caminaron hacía Oaxaca, para acompañar a los misioneros y ayudarles en las traducciones, a enseñar el catecismo y ser intérpretes para dar testimonio de su vida y del encuentro con Jesús.
Relató a los jóvenes pertenecientes de diversos decanatos de la entidad que a pesar de los peligros a los que se iban a enfrentar en comunidades de otras latitudes por predicar la palabra de Jesús, los niños mártires Antonio y Juan aceptaron la encomienda y acompañaron a los frailes dominicos en su proceso de evangelización a otros pueblos camino a Oaxaca, aunque perdieron la vida en Cuautinchán, Puebla.
"Ellos dieron la prueba más grande de amor a Jesús que es el martirio; el don más grande que Dios da y lo da a los mejores. Quienes viven el martirio se unen profundamente con su hijo Jesús y es por eso que los niños mártires son los santos y los hijos más grandes que ha tenido Tlaxcala, gracias a su sangre que fue regada en el terreno de la evangelización, de la semilla y crecieron las semillas porque el pueblo lo guardó en su memoria y en su corazón, en memoria de los tres niños y su entrega generosa", expresó.
Salcedo Aquino resaltó que fue por ello que el Papa Francisco en algún momento aseguró que Cristóbal, Antonio y Juan son hijos del pueblo noble de México y los primeros santos de América, porque entregaron su vida por la causa del Evangelio y que además fueron generosos, valientes, audaces y creativos.
"Ustedes, jóvenes, están llamados a seguir a Jesús, a amar a Jesús, a anunciar a Jesús, y yo los voy a necesitar. Necesito jóvenes generosos, valiente, creativos y audaces", mencionó.