El permanente olor fétido, el lirio acuático y la espesa espuma con la que transita el agua de los ríos Zahuapan y Atoyac, es el panorama desolador que a diario enfrentan los pobladores de Nativitas, Tepetitla e Ixtacuixtla.
La grave polución ha rebasado a las autoridades de los tres niveles de gobierno, los cuales han intentado solucionar el problema con la operación de plantas de tratamiento, pero de las 127 existentes en el territorio estatal, solo nueve a cargo del Centro de Servicios Integrales para el Tratamiento de Aguas Residuales del Estado de Tlaxcala operan en óptimas condiciones.
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EL NACIMIENTO DEL ZAHUAPAN
El nacimiento del río Zahuapan se da en la sierra de Tlaxco, cerca del Peñón de El Rosario y su caudal se nutre con agua de arroyos permanentes y estacionales; sin embargo, también recibe descargas de aguas residuales no tratadas y hasta de empresas asentadas en diferentes regiones.
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No siempre fue así. Personas de mayor edad cuentan que hace cinco décadas nadaban en el cuerpo de agua, pescaban y se divertían cortando capulines, manzanas y tejocotes, que se daban a la orilla del afluente.
Fue en los últimos 35 años cuando la urbanización empezó a cobrar factura al entonces cristalino litoral que forma parte de la cuenca alta del Atoyac, en la región hidrológica del Balsas. Primero, el agua con excremento se hizo presente y no pasó nada. Después, llegaron los químicos y desde entonces la contaminación ha crecido a niveles alarmantes. Activistas aseguran que hay estrecha relación entre la polución y los casos de cáncer registrados en ciertas zonas de la entidad.
A lo largo de los años el crecimiento poblacional ha sido el responsable de la problemática, pero los daños más severos son atribuibles a la industria de autopartes, metalúrgica, metalmecánica y textil, pues las aguas que arrojan contienen sustancias tóxicas como cloroformo, detergentes, metales pesados, sólidos suspendidos y excremento.
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No se necesitan amplios estudios -aunque los hay- o ser un especialista en el tema para observar que el agua del río arrastra enfermedades y hasta muerte.
AFLUENTES SON DEPÓSITOS DE AGUAS NEGRAS
Por la escasa vigilancia de las autoridades, los pobladores han dirigido sus drenajes a los ríos, es el caso de San Lucas Cuauhtelulpan y Texoloc, donde los desfogues de agua contaminada están presentes sin el mínimo tratamiento. Así han pasado décadas, hasta el punto en que los ríos se han convertido en auténticos depósitos de aguas contaminadas.
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El evidente problema obligó al anterior gobierno, presidido por el priísta Marco Mena, y a las autoridades federales a presentar el “Programa de Acciones y Proyectos de Sustentabilidad del Estado de Tlaxcala 2030”, con el cual pretendían cambiar las condiciones graves, pero todo quedó en buenas intenciones.
“MI HIJO ESTUDIO PARA AMBIENTALISTA, QUIERE CAMBIAR ESTO”: POBLADOR
Don Epitacio E. Geiser Cuapio Portilla, es vecino de La Trinidad Tepehitec, a sus 72 años lamenta que le haya heredado a sus hijos un río altamente contaminado, pero eso le ha valido para que su primogénito decidiera estudiar Ciencias Ambientales.
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Mientras cuidaba el pastoreo de su rebaño de cabras lecheras, junto al Zahuapan, señaló que el muchacho tiene ganas de graduarse y hacer algo para detener la contaminación del afluente, pues hay momentos que la hora de la comida se les torna desagradable ante los olores penetrantes. Admitió que la contaminación es responsabilidad compartida entre todos, pero más de las empresas que llegaron con la promesa de desarrollo, “pues no se puede comparar el excremento con aceites y metales”.
DETECTAN RELACIÓN DE CÁNCERES Y CONTAMINACIÓN
Con el mosquitero en ventanas y puertas, los habitantes de Tepetitla evitan que aquellos insectos entren a su hogar, pero nada pueden hacer con el fétido olor que todos los días respiran. Es más, aseguran que ya se acostumbraron.
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A partir de los años 90, las comunidades pertenecientes a los municipios de Ixtacuixtla, Tepetitla y Nativitas comenzaron a presenciar casos de muerte por cáncer, insuficiencia renal, púrpura trombocitopénica y leucemia y, según los pobladores, aquellos padecimientos eran desconocidos en la región.
Alejandra Ramírez Varela, de la Coordinadora por un Atoyac con Vida, y José David López Santos, de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, a través del trabajo “La lucha contra la contaminación del Río Atoyac y los daños a la salud que origina en el sur de Tlaxcala”, aseguran que la causa de estas enfermedades es la contaminación generada por la industria que se había asentado en la ribera del río Atoyac.
Para el año 2000, la Pastoral Social de la Diócesis de Tlaxcala realizó, con asesoría de profesionistas, un diagnóstico participativo sobre violaciones de derechos humanos en el estado de Tlaxcala, mediante el cual detectó que en las comunidades aledañas al Atoyac aumentaron los casos de cáncer y leucemia.
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La presión social obligó a la Comisión Nacional de Derechos Humanos a emitir la recomendación 10 /2017 por considerar que existe violación a los derechos humanos a un medio ambiente sano, por la falta de saneamiento del agua y acceso a la información.
Aseguró la CNDH que la contaminación de los ríos Atoyac, Xochiac y sus afluentes tiene relación con el agravio de quienes habitan y transitan en los municipios de Texmelucan y Huejotzingo, Puebla; y en Tepetitla, Nativitas e Ixtacuixtla, en Tlaxcala.
LAS PLANTAS INSERVIBLES
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El gobernador Mariano González Zarur prometió reactivar 60 plantas de tratamiento de aguas residuales de las 127 existentes para uso público, y 110 fosas sépticas distribuidas en todo el territorio estatal, así que aplicó 175 millones de pesos, pero no logró el cometido.
Con esa instrucción, las administraciones municipales anteriores construyeron plantas de tratamiento, pero no contaron que además de la inversión para su edificación, los posteriores alcaldes tendrían que gastar en su operación.
El panorama en San Pablo del Monte, Tlaxco, Tlaxcala y Apizaco es poco alentador, pues las plantas operan al 50 % de su capacidad, pero en Huamantla, Xicohtzinco, Mazatecochco, Panotla, Nativitas, Tepetitla y Tocatlán están abandonadas y sin operar.
En Tepetitla existen dos plantas de tratamiento levantadas con una inversión de más de 45 millones de pesos, pero por lo costoso de su mantenimiento y operación a la fecha lucen como “elefante blanco”. Casi todas lucen sin vigilancia, en total abandono, las fosas de lodo al tope con hierba silvestre crecida en su interior, con colectores que todos los días acumulan basura y con instalaciones deterioradas, lo cual no justifica los millonarios gastos que requirieron.
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CON 9 PLANTAS SE TRATAN 950 LITROS POR SEGUNDO
Por su lado, el Centro de Servicios Integrales para el Tratamiento de Aguas Residuales del Estado de Tlaxcala, dependiente del gobierno estatal, opera solo nueve plantas de tratamiento, de las cuales seis tratan aguas residuales urbanas de municipios y tres las aguas de los parques industriales Xicoténcatl 1, Xicoténcatl 2 y Xicoténcatl 3, en Tetla, Tlaxco y Huamantla, respectivamente, según informó Jaime Piñón Valdivia, director de la Comisión Estatal de Agua de Tlaxcala.
Así, la planta de Tlatempan trata 60 litros por segundo (l/s); Apizaco “A”, 125; Apizaco “B”, 220; Ixtacuixtla, 40; Atlamaxac, 130; Tlaxcala, 340; Tetla CIX I, 25; Huamantla CIX II, seis l/s; Tlaxco CIX III; cuatro, lo cual da un total de 950 l/s.
- En Tepetitla existen dos plantas de tratamiento levantadas con una inversión de más de 45 mdp, pero por lo costoso de su mantenimiento y operación a la fecha lucen como “elefante blanco”.
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