La convivencia con los hijos es un proceso favorable para las madres, pues sólo 30 minutos de interacción incrementa la producción de hormonas relacionadas con el bienestar y el amor, además, aminora los niveles de estrés.
El investigador de la Universidad Autónoma de Tlaxcala (UATx) Enrique Hernández Arteaga, reveló que un estudio que efectúa la casa de estudios estatal en coordinación con la Universidad de Guadalajara, demostró que madres neurotípicas (que no sufren trastornos) registraron mejoras emocionales después de interactuar con sus hijos pequeños -desde recién nacidos hasta los dos años de edad-.
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Para el estudio, pedimos el consentimiento informado a las mujeres que accedieron a participar, tomamos muestras salivales que colocamos en un tubo, posteriormente les dimos 30 minutos para que interactuaran con su hijo, las sesiones fueron videograbadas y después tomamos otra muestra y detectamos cambios notables, explicó.
Comentó que las sesiones de convivencia entre madre e hijo fueron en un lugar cómodo, con juguetes y como habitualmente lo hacen en sus casas, esto en una cámara gesell que contiene un espejo para poder observarlas con su consentimiento.
Agregó que después de los 30 minutos de interacción, les pidieron otra muestra de saliva que analizaron con la técnica de radioinmunoensayo, en la cual estudiaron la concentración de dos hormonas: oxitocina y cortisol.
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La oxitocina se asocia a los procesos de apego que pueden tener las personas, no sólo las madres, mientras que el cortisol se asocia con el estrés, vimos algo muy curioso al comparar las muestras previas y posteriores, pues los niveles de oxitocina aumentaron y los de cortisol disminuyeron, dijo.
Por lo tanto, el investigador destacó la importancia del contacto piel a piel durante el nacimiento de los bebés, lo cual también aumenta los niveles de oxitocina que también genera la inyección de leche.
“Encontramos que las madres que tienen hijos en edades de seis a 24 meses con una sola interacción aumentaron sus niveles de oxitocina, esto es muy interesante porque ese incremento, conocido como básico, no sólo ocurre en el momento del nacimiento, puede perdurar hasta los dos años o toda la vida del descendiente”, acotó.
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Agregó que las mediciones concordaron con la teoría sobre las madres que dedican tiempo de interacción con sus hijos al hacerlas menos susceptibles a la depresión posparto, aspecto que es estudiado en la Universidad de Guadalajara.
El investigador destacó la importancia del contacto piel a piel durante el nacimiento de los bebés, lo cual también aumenta los niveles de oxitocina que también genera la inyección de leche.