La temporada de Todos Santos es catalogada por los comerciantes como una de las mejores del año, debido a la alta demanda que se tiene de diferentes productos para el consumo y ornamentales.
De acuerdo con vendedores de diferentes giros, en estos días, las familias erogan entre 500 y dos mil pesos para poder instalar sus altares y ofrendas en recuerdo de sus seres queridos, por lo que las ventas se han visto incrementadas hasta en un 30 %.
Los productos con mayor demanda son los puestos de pan donde venden las tradicionales hojaldras, que pueden encontrar desde los ocho hasta los 15 pesos (precios que pueden variar), los dulces típicos como son los gallitos de pepita; calaveras de azúcar, amaranto o chocolate; miel; o el tradicional calabazate que puede ir desde los 10 hasta los 50 pesos, dependiendo el tamaño y la cantidad.
La fruta de temporada como manzana, guayaba, naranja, plátano, caña, son las que mayor demanda tienen por los consumidores y, en estas fechas, de acuerdo con los comerciantes, los precios se incrementan entre 10 y 20 pesos debido a las condiciones climatológicas, pese al aumento en los costos, dicen, las ventas no decaen.
Irene Paredes, quien se dedica a la venta de temporada, detalló que Todos Santos, en conjunto con Semana Santa y carnaval, son las ideales para incentivar la economía local.
VENTA DE FLOR A LA ALZA
En estos días, la comercialización de la flor de cempasúchil y la conocida flor de mano de león o terciopelo rojo, han incrementado notoriamente su demanda, productores de Tepeyanco, Teolocholco, y Huactzinco, destacaron que las ventas han ido en aumento, sin que esto provoque que no puedan cumplir con la demanda.
En tianguis, mercados municipales y diferentes puntos carreteros, se pueden encontrar los puestos de venta de flor, donde los manojos se ofrecen al público entre los 20 y 50 pesos, precios acordes al tamaño y calidad del producto.
Las ventas de temporada, de acuerdo con los expendedores locales, sirven para que puedan capitalizarse y mantener sus negocios.
- En promedio una familia destina más de mil pesos para colocar sus ofrendas y enflorar sepulcros.
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