En San Juan Totolac las fiestas carnestolendas son una costumbre de origen europeo que tienen aproximadamente un siglo de existir. El carnaval nació como una sátira y una burla a la burguesía española por parte de los nativos.
Con el pasar de los años, el carnaval de Totolac se enraizó en esas tierras convirtiéndose en una de las expresiones culturales más importantes en Tlaxcala, que tradicionalmente tiene lugar el fin de semana anterior al Miércoles de Ceniza. Aunque varía el baile y los vestuarios, en la mayor parte de las comunidades predominan las cuadrillas.
Los antecedentes de las danzas se remontan a finales del siglo XVIII y durante los primeros años del XIX, cuando los indígenas aprovechaban cualquier momento de libertad y descanso entre sus extenuantes jornadas de trabajo para mofarse de sus patrones, los caciques españoles.
Con el tiempo esos jocosos bailes se convirtieron en una forma de ridiculizar a importantes personajes de la Colonia y el Porfiriato, de ahí que sus vestuarios son similares a la ropa que portaba la clase social acomodada de esa época.
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La música son sones europeos bailados de forma parecida al comportamiento cortés de los españoles, pero adaptados según la región y la época.
En entrevista con El Sol de Tlaxcala, los historiadores de San Juan Totolac, Rafael Molina Atonal y Renán Varela Hernández, concordaron en que el origen del carnaval es después de 1920 y que, a diferencia de la danza de “Las Cintas” que posee rasgos prehispánicos, la “La Jota” es de España y las cuadrillas tienen influencia inglesa, francesa y española.
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De acuerdo con el cronista, Rafael Molina Atonal, el carnaval como actualmente es conocido inició alrededor de 1925 y existe el antecedente de que la primera vez que las personas lo bailaron en Totolac fue en 1922. En sus inicios la danza era interpretada únicamente por hombres y hasta después de 1950 se permitió la participación de las mujeres.
Hizo énfasis en que, no solo en Tlaxcala, sino en varios estados del país, el carnaval es una danza sátira, una burla de los bailes europeos que expresaba el sentir del pueblo con relación a las fiestas de salones de la gente pudiente, de ahí el uso de plumas, sombreros, gasnés, levitas y bandas en el pecho.
El cronista contó que la partitura musical del carnaval de Totolac es de origen europeo y fue llevada a ese municipio por un duranguense llamado Eleuterio Carvajal, integrante de los dorados de Francisco Villa, que en esas fechas arribó a Tlaxcala.
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“Los músicos empezaron a descifrar la música y posteriormente se conformó la danza con personalidades principalmente del barrio de Atzinco (el más grande), pero también de Las Nieves, Tepetlapa y Tepoxtla (Zaragoza)”, dijo.
LAS CUADRILLAS, “LAS CINTAS” Y “LA JOTA”
Molina Atonal indicó que la coreografía sí fue creada en San Juan Totolac, aproximadamente en 1922, y que en ese municipio los huehues bailaban cuadrillas taragoteadas que derivan de Tarragona, provincia de España, que combina jarabes con sones ingleses llamados lanceros.
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En tanto, el investigador Rafael Molina Atonal explicó que todas las cuadrillas son francesas al explicar que nacieron en Francia derivado de una mezcla de sones, entre ellos el vals, y que aparecieron en la entidad a finales del siglo XIX, tras ser esparcidas en varias regiones del mundo por los soldados lanceros (franceses).
Ambos coincidieron en que la danza de “Las Cintas” es mestiza porque es una mezcla de la cultura prehispánica y española. Siglos atrás los Cuatro Señoríos bailaban una danza en la que las doncellas tejían cintas que fue mezclada con la tradicional de España, pero en ambos casos el simbolismo está relacionado con la productividad y fertilidad.
En el caso de “La Jota”, señalaron que es una danza adoptada por los nativos para hacer mofa de “La Jota, la madre del cordero”, un baile flamenco que, al igual que otros sones, ha sido modificado y adaptado al contexto de las épocas.
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El historiador e investigador Renán Varela Hernández recordó que en los inicios del carnaval en Atzinco, Totolac, tocaban las cuadrillas con instrumentos de aliento (saxofón, trompeta y batería), mientras que en el barrio de Tepetlapa lo hacían con instrumentos de cuerda (violín, bajo de espiga y en algunas ocasiones con salterio).
EL VESTUARIO
En los primeros años de vida del carnaval, en San Juan Totolac los danzantes vestían trajes de levita y sombrerete con algunas plumas, mientras que los hombres que participaban en el papel de mujer portaban vestidos que les prestaban sus mamás, novias o tías.
El cronista Rafael Molina Atonal mencionó que tan solo unos años después los danzantes optaron por utilizar el vestuario que actualmente portan, el cual tiene relación con la ropa de los indígenas, aunque tuvo ciertas variantes entre cada barrio.
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El uso de la máscara era para ocultar su identidad y las primeras fueron hechas de cartón molido compactado con agua cola; luego fueron las llamadas de Aguillón (por el parecido con Justiniani Guillón, un conocido docente de Tlaxcala) elaboradas de capas de manta con agua de cola y con largas barbas hechas de ixtle.
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Compartió que después las máscaras fueron elaboradas de cuero de res y a finales de los años 50 fueron de madera con ojos fijos. En la actualidad algunas son hechas de fibra de vidrio, pero en todos los casos tienen rasgos españoles.
Por su lado, Varela Hernández relató que los trajes actuales de cada camada de San Juan Totolac tienen antecedente en la ropa del fiscal, una persona que era el intermediario entre el mayordomo (representante del dueño de la Hacienda) y los trabajadores.
Indicó que regularmente usaban un calzón y camisa de manta y portaban un paquete de hilos que representaba a cada peón y en los que hacían nudos de acuerdo con las faenas o tareas que cada uno realizaba para hacer la paga de su salario, de ahí el uso de los listones.
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EL APUNTE
El carnaval de San Juan Totolac fue incluido como una de las danzas con más relevancia en el país dentro del volumen dos de la obra literaria “Bailes y Danzas de Carnaval”, editado por el Fondo Nacional para el Desarrollo de la Danza Popular Mexicana.
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