En el área limítrofe donde será instalado el parque solar hay una colonia de ganaderos que corre el riesgo de desaparecer con el cambio de las condiciones del suelo, de la flora y de la fauna en el Ejido Malpaís.
Está conformada por un grupo de cerca de 25 ganaderos que desde hace aproximadamente 80 años radica en esa zona de agostadero, en el monte, en donde cuidan de sus animales que crecen prácticamente libres y se alimentan de hierbas silvestres.
Esa colonia de ganaderos fue fundada por los abuelos de quienes actualmente radican ahí de forma permanente en casas construidas a base de ladridos, lodo y láminas, con la necesidad de tener un espacio amplio para criar a sus animales cuando –hace décadas- eran usados para la yunta.
Para cuidar de su ganado las personas viven, comen y duermen en el monte, y solo acuden a la ciudad para abastecerse de algunos insumos y alimentos o para visitar a sus respectivas familias.
Pero siempre hay quien vigila la colonia en la que hay cientos de animales entre vacas, toros, borregos, de postura, caballos, burros, chivos, etcétera.
Algunos de los ganaderos llegaron al lugar siendo niños de cuatro años, otros cuando ya tenían cerca de 11 años y es una tradición que continúa con sus hijos, quienes acuden solo en temporada vacacional para no descuidar sus estudios.
Y aunque no se oponen a la construcción del parque solar, ellos presienten que tendrán afectaciones secundarias en la calidad del agua y alimento para sus animales.
Los ganaderos reciben del gobierno estatal –a través de programas- varios apoyos como animales, sementales y estructuras para los corrales donde guardan el ganado.
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