Eduardo Palacios Juárez, artesano de alfarería en la Trinidad Tenexyecac, municipio de Ixtacuixtla, quien tiene 45 años en este oficio, advirtió que la innovación tecnológica y competencia han puesto en riesgo la producción de cazuelas y ollas de barro.
Aun así, dijo que aproximadamente 70 familias siguen viviendo de este oficio que “se encuentra en crisis y ya no es redituable como antes”.
Agregó que “vengo de una familia que se dedicaba a la alfarería, siempre vivimos de esto, antes se vendían mucho las cazuelas, venían de otros municipios a buscar las ollas, siempre había trabajo, ahora solo una vez a la semana o cada quince días elaboramos la artesanía”.
Refirió que este oficio se está perdiendo con las nuevas generaciones ante la falta de productividad y ganancias por lo que, a los infantes, ya no les llama la atención aprender este trabajo.
Explicó que para la elaboración de las cazuelas y ollas, lo primero que hace es remoler el grano de barro para preparar una masa, después de esto, moja los moldes para extender la mezcla en ellos y de ahí empieza a hacer las cazuelas.
Manifestó que después comienzan a moldear cada una de las piezas, luego las pone en el sol para que se sequen y se pongan duras, finalmente las mete al horno de leña durante tres o cuatro horas con una temperatura de alrededor de 500 a mil grados centígrados.
“Después de esto no sabemos cuántas cazuelas saldrán bien, porque a veces en este proceso se truenan”.
Mencionó que la mercancía la vende a los dueños de las bodegas de la misma comunidad a bajo costo, pues una cazuela molera la oferta en 700 pesos y una pequeña en 400 pesos, pero ya en las tiendas les ponen otro precio”.
Agregó que algunos artesanos tienen su propia tienda en la comunidad y solo en diferentes partes de la entidad ofrecen su producto, otros viajan a Oaxaca, Veracruz, a la Ciudad de México y puebla.
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Familias aproximadamente aún viven de la producción de cazuelas y ollas de barro según métodos tradicionales