En Tlaxcala las cifras de embarazo adolescente van en descenso, pero no ocurre lo mismo en los casos de niñas de 10 a 15 años de edad. La Secretaría de Salud registró en un año alrededor de 115 casos en mujeres menores de 15 años, todas con alguna predisposición a sufrir violencia cultural, física, sexual y familiar, entre otras.
En el foro “Retos de la prevención del embarazo adolescente en la educación”, Óscar Acosta Castillo, responsable de Servicios Amigables de la Secretaría de Salud, reveló que lentamente han disminuido los embarazos adolescentes, pero no ha sido integral, pues siguen muy mal en casos de infantes de 10 a 15 años de edad.
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Dijo que existe un compromiso para erradicar la problemática en 2030, pero la curva ha sido tenue en promedio a la estadística del Sistema de Información Nacional en Salud, pues continúa la detección de casos mediante los procesos obstétricos y de ahí son canalizadas a la Procuraduría General de Justicia del Estado.
Reveló que en Tlaxcala no han territorializado la estrategia para atender el problema, pues en la entidad están dos de los 200 municipios que registran la mayor incidencia en el país. “Son más de tres mil municipios en la república, pero solo 200 reúnen la mitad de la tasa de fecundidad en menores de edad, estos lugares son San Pablo del Monte y Huamantla”.
Aseguró que el Instituto Estatal de la Mujer cuenta con un taller para crear flujograma de atención y un manual de procedimiento para crear ventanas de atención para acceder a la educación, justicia, salud y bienestar, pero la estrategia no ha sido aterrizada para restaurar los derechos de las menores.
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Respecto a salud, mencionó que procuran anticoncepción en el evento obstétrico y acompañamiento con o sin orientador de Derechos Humanos, pero quienes optan por acceder a la justicia les brindan orientación porque muchas no identifican que sufrieron algún tipo de violencia y no saben a que lugar acudir.
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Al abordar los casos de embarazo en escolares, dijo que existen diversos factores como la edad de la pareja, bajo nivel de escolaridad, uso de sustancias (alcohol) en el inicio de la vida sexual y violencia en el noviazgo, entre otros.
Acosta Castillo reveló que de 2019 a la fecha han reducido el número de casos en adolescentes, pues de cuatro mil 983 pasaron a dos mil 845 en jóvenes de 15 a 19 años en Tlaxcala, de ahí que la tasa de incidencia pasó de 80 por cada mil personas a 71 por cada mil pobladores, en cuanto al porcentaje de 18 mil nacimientos en el estado el 18 % ocurre en mujeres menores de 19 años de edad.
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Mencionó que en Tlaxcala son 11 mil mujeres sexualmente activas en este rango de edad, según el Consejo Nacional de Población, pero en las Unidades del Bienestar reportan a siete mil niñas y adolescentes, muchas sin contar con escolaridad y tener barreras de acceso cultural de información.
Comentó que detectaron que desconocen que pueden acudir a la Secretaría de Salud para recibir información y educación sexual de manera gratuita, pero han normalizado las conductas de riesgo.
Las jóvenes tardan en llegar a recibir servicios de salud, tenemos 180 unidades de salud, más las de ISSSTE, IMSS, farmacias con consultorio médico, pero no existe un avance considerable
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EMBARAZO INFANTIL, UN PROBLEMA DE VIOLENCIA
La mayoría de embarazos adolescentes no son planeados y presentan un problema multifactorial de salud, cultural, social y político, pero el embarazo infantil debe ser reconocido como un tema de violencia sexual e investigarse como tal, precisó Rosario Texis Zúñiga, directora estatal de la Red por los Derechos Sexuales y Reproductivos en México (Ddeser).
Lamentó que la situación genere otras problemáticas, como el matrimonio infantil o las uniones tempranas que están legisladas en varios estados, pero en Tlaxcala prevalecen diversos pendientes y está entre los estados con las cifras más altas de embarazo adolescente, lugares que ocupan Baja California, Chihuahua, Durango, Nayarit y la entidad.
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Aseveró que existe la Norma 046 como un recurso federal que tiene la intención de reconocer que muchos embarazos adolescentes son producto de violencia sexual y deben ser atendidos, proveer a la mujer el derecho de interrumpir o no el proceso.
Otro recurso es la Estrategia Nacional de Prevención del Embarazo Adolescente, una herramienta que debe unir los esfuerzos de instituciones y sociedad civil, pero también seguir la ruta de atención y protección integral de niñas y adolescentes embarazadas antes de cumplir 15 años de edad, otro tema pendiente.
IMPLICACIONES EDUCATIVAS
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El abandono escolar es una de las principales afectaciones para las estudiantes que viven un embarazo infantil o adolescente, de ahí la importancia de prevenir en las instituciones educativas para impedir que ocurran más casos, puntualizó Texis Zúñiga.
Agregó que las alumnas que se embarazan tienen menos oportunidades educativas, pero la problemática surge de la falta de acceso a información sobre las prácticas sexuales, desconocimiento sobre las instituciones que pueden acudir y el funcionamiento de su cuerpo, lo que provoca relaciones poco seguras.
Indicó que la vida de los adolescentes que tienen un parto prematuro tiene implicaciones en su salud y economía, se reducen sus oportunidades de mejorar las condiciones de vida, sufren de baja autoestima, ansiedad, depresión y otros trastornos que pueden presentarse en el embarazo adolescente.
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Lamentó que los estereotipos de género dificulten el desarrollo de las personas, pues les enseñan cómo ser mujeres u hombres y se romantiza la maternidad, hecho que ocurre en las comunidades de San Pablo del Monte y Huamantla. Además, prevalece la falta de corresponsabilidad de los hombres en el tema del embarazo, pues piensan que solo las mujeres tienen que ocuparse, cuidarse y emplear métodos anticonceptivos.
Entonces, precisó que el tema de violencia, incluida la sexual, es una tarea para las instituciones de salud y educativas, así como para las familias y la sociedad civil.
Además, acotó que los docentes deben sensibilizarse y capacitarse para saber cómo responder ante una problemática de este tipo, brindar información científica y verídica, pero esto es otro pendiente.
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Destacó que es necesario involucrar a los adolescentes en temas de educación y prevención, que cuenten con atención integral sobre la sexualidad y la asignación de recursos para implementar estrategias que aminoren el problema.
Finalmente, aseveró que en Tlaxcala deben fortalecer, desde las escuelas, la educación integral en sexualidad, seguir rutas de atención y prevención, tener intervenciones grupales educativas, capacitar a docentes, promover la construcción de proyectos de vida y brindar asesorías en escuelas para enfrentar los casos.
- El tema de violencia, incluida la sexual, es una tarea para las instituciones de salud y educativas, así como para las familias y la sociedad civil.
