Con la bendición y la imposición de la cruz de ceniza por parte del Obispo de Tlaxcala, Julio César Salcedo Aquino, inició la Cuaresma, tiempo de ayuno y abstinencia para los católicos, pero también un tiempo de conversión.
En la homilía de este Miércoles de Ceniza en la Catedral de Nuestra Señora de la Asunción, en la capital del estado, explicó que este llamado al cambio es para todas las personas que creen en Dios y los hombres de buena voluntad, sin distinción, incluída la clase política.
El máximo jerarca de la Iglesia católica en Tlaxcala aseveró que la Cuaresma es el camino hacia la Pascua que llama a las personas a restaurar su razón de cristianos mediante el arrepentimiento, la conversión, y el perdón.
Destacó que cuando las personas asumen el significado de la Cuaresma asumen entonces ante Dios, ante las personas y ante ellos mismos un proceso de cambio y el proyecto de vida de Dios, ya que se comprometen a encarnar el Misterio Pascual en su vida familiar y social a través del ayuno, la oración y la limosna.
Estos tres signos que nos presenta la Cuaresma es una invitación a salir de nosotros mismos para salir hacia los demás y hacer una nueva sociedad
, expresó.
Luego, retomó el mensaje del Papa Francisco y pidió a los fieles no dejar transcurrir en vano este tiempo de gracia y de bendición.
Pidamos a Dios que nos ayude a vivir un camino de verdadera conversión para apartarnos del egoísmo, quitar la mirada fija de nosotros mismos y dar paso a Jesús, para ver a nuestros hermanos que pasan dificultades y compartir con ellos nuestros bienes espirituales, materiales y de sensibilidad, porque cuando compartimos eso estamos influendo en la vida de los demás y también en el proyecto de Dios.
El Obispo Julio César Salcedo Aquino impuso la ceniza al presbítero, la recibió él también y luego hicieron lo propio a decenas de creyentes que se dieron cita en la Catedral de Nuestra Señora de la Asunción, en la capital tlaxcalteca.
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