El guajolote es un ave que podría parecer común en nuestros días, pero, en realidad, su interesante origen se remonta desde épocas prehispánicas.
Para los mayas, el guajolote era considerado un animal sagrado, siendo este el primero en ser domesticado por los nativos mexicanos.
El también conocido como “huexólotl”, que en náhuatl significa “viejo monstruo” o “gran monstruo” hace alusión al gran tamaño del macho y sus exuberantes plumas ornamentales, adornado por una roja cabeza, y un trozo de piel que cuelga de su frente, conocido como “moco”.
Debido a su peculiaridad física, los mexicas lo relacionaban con el Dios Tezcatlipoca, así como con las deidades del sol y de la vida; mientras que en Norteamérica, las culturas indias (Apache-Hopi) lo asociaban a prácticas curativas y agrícolas, como un “dador de vida” y partícipe de la creación de la Tierra.
Actualmente en México, el guajolote es parte fundamental de la cocina regional, su carne es la proteína de platillos como el mole, pipianes, tamales y navideños. Por ello, se considera un animal de gran valor económico, cultural y social.
Además, su carne es rica en proteínas y minerales como potasio, sodio, magnesio, calcio, hierro, zinc y vitaminas como la A y el complejo B. ¡Un manjar del campo a la mesa!
- *Con información de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural.