En el poblado de Concepción Hidalgo de Atltzayanca, doña Leonor y su familia han comenzado con la cosecha de pepita, trabajo cuyo fruto es difícil conocer dado el contexto de pandemia.
Como cada año, sus hijos y sobrinos se disponen, desde temprana hora, a recolectar kilos de semilla de calabaza con el fin de obtener ingresos.
Sin embargo, en esta ocasión, la ganancia que pretenden obtener por la venta de la semilla es incierta ante la escasez de dinero en todos los sectores y la dificultad para encontrar compradores en los mercados comunes.
La economía en actividades primarias de la entidad registró una caída de 6.6 por ciento en el segundo trimestre de este año, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).
Ajena a estas cifras, mientras observa desde su terreno el pico de Orizaba y la Malinche, doña Leonor comenta a El Sol de Tlaxcala que este año aún no sabe cómo le irá con la cosecha.
Apenas estamos recolectando la pepita, la estamos limpiando y luego la pondremos a secar para poder venderla. No sabemos aún en cuánto la están comprando, pero esperemos que los intermediarios no se aprovechen, porque luego nos la quieren pagar muy barata, explica.
Con preocupación manifiesta que la situación cada vez está más difícil, pues los insumos para el campo han incrementado su costo, por lo que las ganancias de sus cosechas disminuyen.
Estas dificultades se suman a una larga historia de un trabajo no valorado como el que implica pasar horas bajo el sol en los terrenos de labor y cuyos efectos se han resentido aún más por la contingencia.
Muestra de ello, es que se han perdido 247 empleos formales en el sector agrícola de la entidad entre agosto y septiembre de este año, según datos del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
Siempre nos quieren pagar barato. No se dan cuenta que nosotros todo el día estamos trabajando. Por ejemplo, hoy llegamos a este terreno desde las seis de la mañana y nos iremos hasta terminar con todas las calabazas, es un trabajo pesado que no valoran, comenta.
Pese a toda la problemática por la que se está pasando, la familia Cerón Hernández espera vender toda su cosecha a compradores del municipio de Huamantla, donde confía que obtendrá un ingreso extra para hacer frente a los meses venideros donde la amenaza del nuevo coronavirus permanece latente.
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