/ miércoles 18 de julio de 2018

La Constitución debe ser reflejo exacto de la voluntad popular y de un contexto cultural, dice académico

Pide a Congreso local no convertirla en un mero documento reglamentario acorde a las necesidades del gobierno en turno

Una Constitución política debe reconocer los derechos humanos y debe ser el reflejo exacto de la voluntad popular y de un contexto cultural, opinó Jorge Abraham Flores Zamudio, académico adscrito a la Dirección General de Educación de Derechos Humanos de la Secretaría Técnica del Consejo Consultivo de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos.

Lo anterior, al disertar la conferencia magistral denominada "Los derechos humanos en la Constitución política del Estado de Tlaxcala", como parte de la conmemoración del centenario de la Carta Magna local que lleva a cabo el Poder Legislativo.

Ante los asistentes, en la Sala de Sesiones del Congreso local, explicó que la Constitución política, federal y de Tlaxcala, no otorga los derechos humanos, que son un mínimo para que las personas vivan con dignidad, y únicamente los reconoce porque de lo contrario la misma Constitución podría quitarlos.

Abundó que los derechos humanos son una herramienta está favor de las personas y permite mejorar las condiciones de toda la población sabiéndolo utilizar y en las manos adecuadas, de ahí la importancia de estar plasmados en las constituciones locales, federales y de otros países.

Sin embargo, hizo énfasis en que la Constitución de un país no es un simple documento o un papel, sino que en ella se debe reflejar la voluntad popular y que por lo tanto debe estar adecuada a las necesidades de la población.

Lamentó que hoy por hoy exista un vicio del constituyente que es hacer de las constituciones el reflejo de una perspectiva del partido entrante al gobierno y de hacer de la Constitución un mero documento reglamentario.

Como ejemplo mencionó a la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos que, dijo, tiene 136 artículos que han sido reformados más de 600 veces durante sus 100 años de existencia.

"Eso significa que cada gobierno entrante ha tenido la posibilidad de trastocar completamente la esencia de la Constitución federal para prácticamente cada sexenio generar una nueva Constitución", expresó.

Incluso, la señaló como una "zombi" Constitución, es decir, que no está ni viva ni muerta pues algunas partes funcionan y a otras partes ni siquiera se les atiende.

Por eso, insistió en que la Constitución de Tlaxcala debe reflejar la voluntad del pueblo, al grado de que pueda estár vigente sin depender del documento escrito.

Así, a 100 años de la Constitución de Tlaxcala instó a los presentes a reflexionar sobre sus temas, de mantenerla como un reflejo puntual de la voluntad popular y un espejo exacto de la realidad por la que atraviesa el estado y el país, y así mantener la estabilidad en la forma de gobierno y en los derechos que debe de proteger el gobierno.

De lo contrario, opinó el especialista, es una Constitución reglamentaria, plagada de verbos y de estructuras que solo correspondería a las leyes secundarias establecer.

"De ahí la importancia de que el texto constitucional tenga una correcta técnica legislativa, de tal suerte que en la Constitución lo único que encontremos sea en esencia la voluntad popular y el reflejo de la soberanía de un pueblo", expresó.

Comentó que no importa cuántas modificaciones se hagan a la Constitución México, pues en el Estado las cosas no van a cambiar por decreto, sino que es tarea de todos los actores de los ámbitos académico, social, político y gubernamental hacer que eso que esté plasmado en la Constitución tenga una materialización efectiva en la realidad del país.

Una Constitución política debe reconocer los derechos humanos y debe ser el reflejo exacto de la voluntad popular y de un contexto cultural, opinó Jorge Abraham Flores Zamudio, académico adscrito a la Dirección General de Educación de Derechos Humanos de la Secretaría Técnica del Consejo Consultivo de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos.

Lo anterior, al disertar la conferencia magistral denominada "Los derechos humanos en la Constitución política del Estado de Tlaxcala", como parte de la conmemoración del centenario de la Carta Magna local que lleva a cabo el Poder Legislativo.

Ante los asistentes, en la Sala de Sesiones del Congreso local, explicó que la Constitución política, federal y de Tlaxcala, no otorga los derechos humanos, que son un mínimo para que las personas vivan con dignidad, y únicamente los reconoce porque de lo contrario la misma Constitución podría quitarlos.

Abundó que los derechos humanos son una herramienta está favor de las personas y permite mejorar las condiciones de toda la población sabiéndolo utilizar y en las manos adecuadas, de ahí la importancia de estar plasmados en las constituciones locales, federales y de otros países.

Sin embargo, hizo énfasis en que la Constitución de un país no es un simple documento o un papel, sino que en ella se debe reflejar la voluntad popular y que por lo tanto debe estar adecuada a las necesidades de la población.

Lamentó que hoy por hoy exista un vicio del constituyente que es hacer de las constituciones el reflejo de una perspectiva del partido entrante al gobierno y de hacer de la Constitución un mero documento reglamentario.

Como ejemplo mencionó a la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos que, dijo, tiene 136 artículos que han sido reformados más de 600 veces durante sus 100 años de existencia.

"Eso significa que cada gobierno entrante ha tenido la posibilidad de trastocar completamente la esencia de la Constitución federal para prácticamente cada sexenio generar una nueva Constitución", expresó.

Incluso, la señaló como una "zombi" Constitución, es decir, que no está ni viva ni muerta pues algunas partes funcionan y a otras partes ni siquiera se les atiende.

Por eso, insistió en que la Constitución de Tlaxcala debe reflejar la voluntad del pueblo, al grado de que pueda estár vigente sin depender del documento escrito.

Así, a 100 años de la Constitución de Tlaxcala instó a los presentes a reflexionar sobre sus temas, de mantenerla como un reflejo puntual de la voluntad popular y un espejo exacto de la realidad por la que atraviesa el estado y el país, y así mantener la estabilidad en la forma de gobierno y en los derechos que debe de proteger el gobierno.

De lo contrario, opinó el especialista, es una Constitución reglamentaria, plagada de verbos y de estructuras que solo correspondería a las leyes secundarias establecer.

"De ahí la importancia de que el texto constitucional tenga una correcta técnica legislativa, de tal suerte que en la Constitución lo único que encontremos sea en esencia la voluntad popular y el reflejo de la soberanía de un pueblo", expresó.

Comentó que no importa cuántas modificaciones se hagan a la Constitución México, pues en el Estado las cosas no van a cambiar por decreto, sino que es tarea de todos los actores de los ámbitos académico, social, político y gubernamental hacer que eso que esté plasmado en la Constitución tenga una materialización efectiva en la realidad del país.

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