En México y en Tlaxcala existe una cultura machista que normaliza el problema de la trata de personas, en el que todos somos responsables, ya sea por acción o por omisión, aseveró Jaime Laínez Patisek, del Centro de Estudios Sociales y Culturales “Antonio de Montesinos”, esto se dijo durante el foro “Orientaciones pastorales para la prevención de la trata de mujeres y niñas”.
Puntualizó que en el entorno social, es aprobado y de hecho, se alaba, elogia o se les “echa porras” a los hombres que controlan, subyugan y mandan, mientras que aquellos que ideológicamente cambian el modelo, son señalados, objeto de burla y menosprecio.
Hay una cultura machista que castiga a quienes intentan separarse y distinguirse de los demás hombres, a quienes respetan a las mujeres y no las ven como objeto de su uso, abuso, de consumo o servidumbre, soltó.
Por otro lado, destacó que el silencio es otra forma cómplice de la cultura de violación de derechos de las personas explotadas sexualmente, por lo que invitó a la sociedad a salir de esta cultura machista en la que fue educada o aprendió.
En su mensaje y saludo, el obispo de Tlaxcala, Julio Cesar Salcedo Aquino, refirió que el plan diocesano reconoce la trata de personas con fines de explotación, por lo que trabajan para abolir esa forma de esclavitud moderna.
En concordancia con el mensaje del papa Francisco, hizo un llamado a los hombres para que no demanden esas actividades, “pues si hay tantas víctimas de trata es porque muchos solicitan los servicios y están dispuestos a pagar por su placer.
Citó el mensaje del papa, “¿son los traficantes la causa principal de la trata?, yo creo que la casusa principal es el egoísmo sin escrúpulos de tantas personas hipócritas de nuestro mundo; debemos lograr la reconversión de los corazones”.
En cuanto a números, el máximo jerarca de la grey católica pormenorizó que de 2011 a 2018, la Procuraduría General de Justicia del Estado recibió 154 denuncias de mujeres víctimas de trata, originarias de 16 municipios de Tlaxcala y nueve estados de la República mexicana, pero solo 26 fueron canalizadas a refugios.
Mientras que Gloria Murúa Valencia, de la Diócesis de San Cristóbal de las Casas, Chiapas, aseveró que la pobreza es el pretexto para fomentar la trata de personas, en donde los hombres cierran el círculo de la perversa empresa, cuyas víctimas son féminas.
Comúnmente, las madres son quienes se ocupan de las búsquedas infructuosas de sus hijas, ya que lo hacen sin recursos, pero jamás claudican,aseguró.
La corrupción e impunidad son factores que engrosan la clandestinidad de la trata de personas y los bolsillos de quienes participan para concretar el flagelo, coincidieron especialistas.
Hay una cultura machista que castiga a quienes intentan separarse y distinguirse de los demás hombres, a quienes respetan a las mujeres y no las ven como objeto de su uso, abuso, de consumo o servidumbre
Jaime Laínez Patisek / Investigador
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