Los Charros son la estrella principal del carnaval de Papalotla, danzantes que engalanan una de las expresiones culturales de gran importancia del municipio enclavado en el sur de Tlaxcala.
Tal es la relevancia de esta fiesta por la identidad que brinda a la población, que en sus días de danza las actividades económicas se paralizan. Las empresas no trabajan, las textileras no maquilan y las escuelas suspenden clases.
Para conocer más de esta tradición, El Sol de Tlaxcala entrevistó a uno de los miles de Charros que danzan en ese lugar, su nombre es Jesús Muñoz Acatitla, de 31 años de edad, radicado en la Sección Cuarta, Xaltipan, dedicado a la plomería y electricidad.
El gusto por la danza lo heredó de su padre, Alberto Jordán Muñoz Flores, la primera ocasión que estuvo en una pista de baile fue a la edad de ocho años, cuando vistió el traje de charro y desde ahí surgió el amor por esta expresión cultural, que por 23 años ininterrumpidos es parte del carnaval.
Esta tradición se hereda por generaciones, por ello las dos hijas de Jesús ven como una pasión el carnaval, la más pequeña (con cinco años cumplidos) le dijo que cuando salga se disfrazará de charro, pues admira toda la vestimenta que su papá usa.
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LA HISTORIA DE LOS CHARROS
El carnaval de Papalotla es producto de un sincretismo religioso de la cultura mesoamericana y el catolicismo, donde las danzas de “La muñeca” y “La culebra”, representativas de la región, expresan simbolismo proveniente de ambas formas.
De acuerdo con los autores del artículo “Carnaval de Papalotla de Xicohténcatl”, Elías Muñoz Lara y Marcial Díaz Coyac, refieren que la danza de “La muñeca” se remonta al pasado mesoamericano de los nahuas de la región del volcán la Malinche, en ésta representan a la diosa del agua Matlalcuéyetl y al Niño Dios.
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Mientras que el origen de la danza de “La culebra” se remonta al pasado mítico del pueblo, comentan que el personaje principal es la Malinche que tiene la capacidad de convertirse en mujer serpiente.
En su artículo publicado en el municipio y que es un recopilado de la historia de este carnaval, los autores señalan que, antes de la llegada de los españoles, los pobladores de Papalotla realizaban una serie de rituales de pedimento de agua en los meses de febrero y octubre para pedir lluvias y buenas cosechas, fechas que coinciden con el calendario mexica, cuyo aditamento se equipara con el sonido de la “cuarta” y el trueno cuando llueve.
Con la llegada de los españoles a tierras tlaxcaltecas, aseguran, se emprendió un proceso de evangelización cuyo objetivo era erradicar toda práctica pagana vinculada con los dioses mesoamericanos, entre ellos, Matlalcuéyetl.
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Agregan que la religión católica emprendió estrategias para evangelizar a los antiguos nahuas, entre ellos la realización de obras teatrales para facilitar la conversión religiosa al cristianismo y el más importante en el sur de Tlaxcala fue el teatro náhuatl, lo que contribuyó a dar origen a estas danzas.
SER CHARRO ES TODO UN COMPROMISO
Hoy en día, el carnaval en Papalotla se ha convertido en una tradición de importante arraigo, sin importar lo que El Charro tenga que invertir para cumplir con la representación y sus danzas, relató Jesús Muñoz Acatitla.
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Para lucir su traje perfectamente combinado, dijo que invierte de 30 a 60 mil pesos, depende si se trata de una actualización o es nuevo. La vestimenta está constituida por una máscara de madera con rasgos europeos, sin barbas y en la parte superior se adorna con un fleco dorado.
El sombrero es parte de los elementos más importantes, debido a su vistosidad, es estilo Jalisco forrado de terciopelo y sujeta un rosetón que en el centro tiene un espejo redondo y alrededor siete listones entretejidos que llegan hasta las rodillas.
Jesús Muñoz explicó que detrás del sombrero sujeta un artefacto de madera llamado “macetón” que sostiene un promedio de 50 a 80 plumas de avestruz, que combina con una capa conocida localmente como paño, adornada de una variedad de figuras cosidas a mano con hilos multicolores, entre las que destacan los rosales y el escudo nacional mexicano.
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El paño es característico por sus lentejuelas de colores, bordadas a mano y combinadas con los otros elementos, como las plumas, guantes y “cuarta”, dependiendo del gusto de quien portará el traje, indicó.
También aseguró que es indispensable el látigo conocido como “cuarta”, tejido con ixtle o cuendas de colores entretejidas, sin olvidar el chaleco y pantalón negro, camisa blanca, corbata, cinturón, botas vaqueras, cueros a los lados y guantes de piel.
OTROS PERSONAJES
En la agrupación también participan los Bazarios, quienes se visiten con una máscara de madera con rasgos europeos, chaleco y pantalón negro, camisa blanca, corbata, guantes de piel, zapatos negros, cinturón, listones verde y rojo y un sombrero estilo texano con tres plumas de avestruz.
Las Doncellas son mujeres que acompañan a los charros y su participación inició después de la década de los ochenta, pues existía una prohibición para la participación femenina en el carnaval. Mientras que “la Nana” es característica por merodear entre los charros y su vestimenta consta de un sombrero estilo Charro de Jalisco adornado con plumas de avestruz, vestido, una máscara femenina con rasgos europeos, medias, guantes blancos y zapatillas, pero regularmente es un personaje femenino representado por un hombre alto y robusto.
CHARROS EJECUTAN DANZAS PECULIARES
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Durante las presentaciones dancísticas efectúan diversas coreografías con acompañamientos musicales, entre los que destacan el “Jarabe inglés”, “Estrella”, “Primera”, “Segunda”, “Cinco de Mayo”, “La muñeca” y “La culebra”. El carnaval de Papalotla tiene lugar el domingo previo al Miércoles de Ceniza, un día después es la presentación más importante, pues cada barrio presenta sus cuadros dancísticos y los Charros lucen sus mejores atuendos y pasos.
Para que un Charro salga en una camada debe aportar una cooperación voluntaria que parte de la cantidad de mil pesos hacia arriba, dinero que es utilizado para pagar la música y gastos propios de la festividad; las mujeres no deben cooperar, ni gastar en sus trajes, pues se los brindan con la intención de que participen.
Para recuperar parte de la inversión, la comisión organizadora ofrece exhibición de baile a los vecinos, cuyo costo es de mil 500 pesos por dos horas, pero pueden bailar el tiempo que lo determine quien contrata, además, danzan varias veces el son de “La culebra”.
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A decir de los pobladores de Papalotla, los días de carnaval, las empresas no trabajan, las textileras no maquilan, las escuelas de educación básica y media superior suspenden clases y la mayoría de las familias se congregan en el centro del municipio para apreciar las danzas.