Después de dos meses de espera e incertidumbre total, el uno de junio lucía como un día de esperanza para las papelerías y de los negocios en general, pues aquellos considerados no esenciales permanecieron cerrados por cerca de dos meses, a pesar de la mermada económica que esto les causó.
Así fue para Mariana Oseguera Castillo, propietaria de la papelería “Maluz”, ubicada en la cabecera municipal de San Pablo Apetatitlán, pues su negocio, que representa su única fuente de ingresos, permaneció cerrado durante abril y mayo debido a la contingencia sanitaria por Covid-19.
Incluso, ese cierre provocó que tuviera que prescindir de una empleada, quien llevaba casi un año con ella, pues sus ingresos descendieron en un 90 % y le fue imposible cubrir su salario, a pesar de que de manera eventual realizaba entregas de material para que los infantes continuaran trabajando en casa.
Sin embargo, con la nueva normalidad, tuvo que enfrentar otra realidad, pues las clases a distancia culminaron y la venta de sus productos –que de por sí ya era difícil- se complicó todavía más, lo que la pone pesimista.
Con un semblante cabizbajo y rodeada de artículos mal acomodados en espera de un lugar en sus estantes, relató que le fue necesario cerrar y apenas esta semana reabrió, parcialmente, en un horario reducido y ciertos días.
La también madre de dos niños tomó la decisión de tampoco poner en riesgo a sus hijos, lo que fue un factor más para cerrar y, con ello, evitar exponerlos al contacto con los clientes para protegerlos.
El negocio se ubica en Aldama 7-B, Centro, en la cabecera municipal de San Pablo Apetatitlán
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