- Familiares piden al gobernador Marco Mena les otorgue una beca para que continúen sus estudios
La explosión de un polvorín en Sanctórum no solo destruyó paredes, también a una familia.
Con la fatal muerte del matrimonio conformado por Pedro G. y Candelaria C., sus cuatro hijos y dos nietas quedaron en la orfandad.
Ariadna Iveth, la hermana mayor, quedará a sus 20 años de edad al cuidado de sus hermanos: Miguel Ángel, Pedro y Tania, de 15, 12 y 11 años de edad, respectivamente, así como de sus dos hijas: Hilary y Ximena, de cuatro y año y medio de edad.
Con llanto y voz entrecortada, Arianda Iveth accedió a dar una entrevista a El Sol de Tlaxcala e hizo dos solicitudes al gobernador del Estado, Marco Antonio Mena Rodríguez: que lo ocurrido sea investigado hasta sus últimas consecuencias para que no quede impune y que les otorgue una beca a sus hermanos para que continúen con sus estudios.
“Quiero que me ayuden con mis hermanos para que terminen su escuela, que sean alguien en la vida… no me gustaría ver que uno de mis hermanos se meta a trabajar en eso por necesidad, como lo hicieron mis papás, y ocurra la misma historia”, expresó y al instante rompió en llanto.
En su hogar, ubicado a una cuadra de la Presidencia Municipal de Sanctórum, el dolor por el deceso de Pedro y ‘Cande’ -como le decían de cariño- conmueve.
El llanto de sus familiares es incesante y retumba en toda la casa, aunque por momentos el silencio también se apodera de la habitación en la que fueron colocados ambos féretros.
PEDRO APENAS HABÍA LLEGADO DE CANADÁ
Hace un par de semanas Pedro llegó a su natal Sanctórum procedente de Canadá.
La necesidad de darles una mejor vida a sus hijos y nietas (registradas con sus apellidos), lo impulsaron a inscribirse en un programa del gobierno estatal para ser jornalero por una temporada en la recolección de cereza.
A su llegada, Pedro volvió a incorporarse al empleo que desde hace más de 10 años tenía en un polvorín propiedad de la señora María Blanca Torres Camacho,
Su esposa ‘Cande’ también labora ahí desde hace muchos años y en marzo de 2017, al registrarse en ese mismo lugar una explosión, resultó con quemaduras en la cara, brazos y cintura, pero logró sobrevivir y recuperarse de las heridas.
Familiares confesaron que la necesidad de ganarse “un peso sin salir del municipio” impulsa a mucha gente a ingresar a laborar en los polvorines, aunque sea mal remunerado y sin seguro de vida.
GANABAN 900 PESOS A LA SEMANA
Y es que Pedro y Candelaria ganaban 900 pesos a la semana, cada uno, en jornadas de las ocho de la mañana hasta las siete, ocho, nueve o diez de la noche, dependiendo su trabajo.
Por ello, exigieron a la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE) que el caso sea investigado a profundidad y la propietaria del polvorín se haga responsable de indemnizar no solo a la familia del matrimonio, sino también de los otros dos fallecidos, Rosario L., de 32 años y Guillermo L., de 52 años, empleados de la empresa dedicada a la venta de fuegos artificiales.
DUEÑOS DE POLVORÍN TRATARON DE EVADIR SU RESPONSABILIDAD
Con evidente molestia, un consanguíneo de ‘Cande’ reprobó que los dueños del polvorín hayan al principio intentado manipular lo ocurrido y se tomaran el atrevimiento de llevar a un médico particular para que expidiera las actas de defunción, pues querían anotar que murieron por causas ajenas al percance y “eso es mentira”.
Empero, la intervención de personal de la PGJE fue contundente para evitar que el caso fuera “manoseado” y las investigaciones sigan su curso, pues ese polvorín conocido como de La Orqueta, ubicado en la zona de “Las Viznagas”, ha sido en el que con mayor frecuencia ocurren accidentes.
Al mediodía de este lunes se llevará a cabo la misa de cuerpo presente de los cuatro fallecidos y posteriormente serán sepultados en el panteón de la demarcación.
“Ojalá el gobernador Marco Mena se toque el corazón y les dé una beca a los niños porque se quedan desamparados, sabemos que su gobierno está otorgando becas y viviremos agradecidos para siempre si apoya a mis sobrinos, no queremos nos dejen en el olvido”, expresó un tío de los menores de edad.