El regalo de cumpleaños que cada año recibe Estoneck Guevara son sus estudios de rutina. Como médico de profesión, sabe que son trascendentes para contar con una vida que le permita no solo trabajar sin preocupaciones, sino también velar por su familia.
En cambio, su regalo número 40 le cambió la vida, para siempre, al ser informada que tenía cáncer. Aunque pensó era el acabose, hoy relata la forma en que logró superar todas las etapas del padecimiento.
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No solo eso, desde su punto de vista médico, convoca a quienes padecen esa maligna enfermedad a no rendirse.
LA HISTORIA
En agosto de 2019, Estoneck Guevara recibió los resultados de su estudio radiodiagnóstico, el cual reveló una pequeña lesión en uno de sus senos. Más adelante, la mastografía confirmó lo temido: cáncer de mama.
Al recordar lo que había padecido su madre, quien falleció por esa misma enfermedad, Estoneck Guevara sintió que iba rumbo al mismo destino.
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La detección temprana de las células cancerígenas le permitió iniciar un tratamiento de forma oportuna y someterse a una cirugía poco invasiva. No obstante, ya en la operación, los médicos encontraron ganglios en ambas mamas y fue cuando decidió hacerse una extirpación total del tejido.
La exéresis de ambas mamas para mí fue el acabose. Yo me dedico a la medicina estética y la belleza para mí es un estándar; de pronto verme sin ambas mamas fue fatal, relató a El Sol de Tlaxcala en entrevista a propósito de este 19 de octubre.
Si el dolor ya era un suplicio después de la operación, lo peor vino después. Al iniciar las quimioterapias perdió cabello, el apetito y el sueño.
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Como muchas otras tlaxcaltecas, Estoneck Guevara recibió su tratamiento en una institución pública de su natal Tlaxcala, pero para las quimioterapias fue referida al estado vecino de Puebla, a donde debía llegar por su propia cuenta y llevarse el día entero entre la preparación, tratamiento, traslado y recuperación.
La suma del dolor, el desgaste físico, los cambios en su cuerpo y la angustia ante la enfermedad eventualmente derivaron en depresión. “Estuve deprimida un año, no tenía ganas de nada, pero me di cuenta que el apoyo de mi familia fue la clave para no hundirme”, narró.
Ella considera que el estado de ánimo es determinante entre la vida y la muerte para una mujer con cáncer, por lo que el acompañamiento familiar y psicológico es crucial durante un proceso como este, debido a que la depresión puede presentarse desde los primeros y hasta los últimos días.
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Un año y ocho meses después de la cirugía fue posible la reconstrucción con implantes de ambos senos de la doctora Guevara, dejándole como resultado el par de cicatrices en su pecho que demuestran que, en sus palabras, “lo que no te mata, te fortalece.”
EL CÁNCER VA MÁS ALLÁ DE UNA ESTADÍSTICA
A partir de su experiencia como paciente, la doctora Guevara confrontó que la realidad del cáncer va más allá de una estadística de salud pública, pues recibir un diagnóstico de este tipo cambia la vida de cualquier ser humano y la de su círculo social.
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A veces el paciente quisiera llegar al médico y recibir mínimo una sonrisa. En mi caso me hice mucho más humana para con ellas, expresó.
Tal como Estoneck Guevara, decenas de mujeres son diagnosticadas con este tipo de cáncer todos los días en nuestro país, pero no todas corren con la fortuna de ser tratadas a tiempo.
El cáncer es una enfermedad que no siempre muestra signos, razón por la cual es necesario ser metódicas en cuanto a la prevención, ya sea como regalo de cumpleaños o en campañas gratuitas de mastografías. Lo importante para esta enfermedad es “estar vigiladas y tener la confianza de que siempre habrá una luz al final del camino”.