Cuando está frente al micrófono, Carlos Rivera construye su propio universo. Hace más de 20 años inició su carrera musical y, desde entonces, ha conmovido con sus canciones a millones de personas alrededor del mundo.
Como es habitual en los espectáculos, su proyecto sonoro cambió con el paso del tiempo. Sin embargo, como pocos artistas logran genuinamente, conserva hasta la fecha una constante en su proceso creativo: el orgullo de ser tlaxcalteca.
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Por lo anterior, la historia de Carlos Rivera sólo puede contarse cerca de su patria chica y El Sol de Tlaxcala, a través de diversas plumas, lo ha hecho a lo largo de estas dos décadas.
PRIMEROS AÑOS
Carlos Augusto Rivera Guerra visitó por primera ocasión las instalaciones de El Sol de Tlaxcala en 2003. En aquel entonces era un cantante reconocido en Huamantla, la tierra que lo vio nacer. Su voz y talento para desenvolverse en los escenarios le habían valido varios triunfos en concursos escolares como el Concurso Estatal de Canto y el Concurso de Composición Musical, ambos del Colegio de Bachilleres de Tlaxcala.
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En entrevista, el joven de 17 años contó que su inquietud por la música la tenía desde niño, pero no fue hasta su ingreso en el Cobat 02, en el año 2001, que logró compartir su talento en público.
Se organizó un concurso en el que participé, ganando el local y luego el estatal el 13 de noviembre, por lo que esa fecha es en la que yo celebro mi aniversario, señaló.
Poco a poco, la carrera de Carlos Augusto dio frutos. A su puerta comenzaron a llegar invitaciones para presentarse en la Feria de Tlaxcala, en Puebla y en diversos festejos de su pueblo natal. No obstante, él tenía claro que el escenario que le esperaba era mayor.
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“Estoy contento, pero no satisfecho, y voy por más”, decretó en aquella entrevista sumado a lo que hoy es una realidad: “Quiero grabar un disco, quiero salir en televisión, pero eso se va dando con el tiempo”.
Carlos destacó finalmente su faceta como compositor. Entre las canciones que mencionó fueron una dedicada a las madres, otra más a la Virgen de Guadalupe y la última a Huamantla, de la cual compartió un fragmento en exclusiva:
Una partecita dice: maderas cernidas en la fe y el amor, y eso es el aserrín con el que se hacen los tapetes, que es madera, y que se cierne en el amor de la gente que se dedica horas a elaborar los tapetes para que duren unos minutos al paso de la procesión
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En 2004, el sueño comenzó a hacerse realidad. El tlaxcalteca resultó finalista de la audición para el reallity show “La Academia”, de TV Azteca, en su tercera edición, donde se ganó el cariño y admiración del público desde el primer concierto, así como el mote de “El Huamas”, con el que lo conocieron hasta el último de sus días en el programa.
Semanas previas a la final, Carlos Augusto fue protagonista de diversos desplegados en las páginas de este Diario. El eslogan “Orgullo de Huamantla” cada vez era más frecuente. Las llamadas para apoyar al paisano estaban más solicitadas que nunca, pues el anhelado primer lugar sería “Un triunfo para Tlaxcala”. Y así fue.
Llegó la noche del 4 de julio y luego de cantar espléndidamente “Qué nivel de mujer” y “Esta noche es para mí”, se coronó como triunfador de la tercera generación de “La Academia”.
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A las afueras del centro de convenciones de Acapulco, lugar donde se llevó a cabo el concurso, se dieron cita cientos de personas provenientes de Atltzayanca, Zacatelco, Apizaco y Huamantla para celebrar con porras, pancartas y desfiles por la costera Miguel Alemán aquel “triunfo para Tlaxcala”. Esa misma noche, el ganador dedicó una pequeña estrofa a Huamantla, a la que se dijo ansioso de regresar.
Mientras tanto, en las rotativas de este periódico se imprimían uno a uno los ejemplares que el lunes 5 de julio contendrían en sus interiores el reconocimiento y felicitaciones del pueblo de Tlaxcala a través de las palabras del entonces gobernador del estado, Alfonso Sánchez Anaya, y del presidente municipal de Huamantla, José Alejandro Aguilar López.
A partir de ese año, Carlos Rivera comenzó a acumular triunfos: su primer disco de estudio, la primera gira y el primer llamado actoral en España, donde despegó su carrera a nivel internacional con el personaje de Simba en el musical de “El Rey León”.
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UN TRIUNFO PARA TLAXCALA
Con el respaldo del éxito obtenido en el extranjero, Carlos Rivera regresó a México para consolidar su carrera como solista y convertirse en un referente de Tlaxcala para el mundo a sus treinta años.
A su llegada, recibió del exgobernador Mariano González Zarur el Premio Estatal de la Juventud en la categoría de Expresiones Artísticas y Artes Populares 2016. El galardón lo recibió en el Palacio de Gobierno, donde aconsejó a los jóvenes tlaxcaltecas “luchar incansablemente por sus sueños y que no les importe que los llamen locos, siempre y cuando los alcancen”.
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Dos años más tarde, Rivera convirtió a Tlaxcala en su lienzo y, por primera vez, grabó un video musical en sus tierras. La filmación de “Regrésame mi corazón” se realizó en sitios emblemáticos como el Exconvento de San Francisco, los murales del Palacio de Gobierno y la Plaza de Toros Jorge “El Ranchero” Aguilar, donde también aparecieron motivos alusivos al carnaval.
Posteriormente, El Sol de Tlaxcala fue testigo en texto e imagen de su nombramiento por el gobierno de Marco Antonio Mena Rodríguez como Embajador Turístico y Cultural de la Conmemoración de los 500 años del Encuentro de Dos Culturas, por poner en alto el nombre de Tlaxcala a nivel nacional e internacional con su talento musical, en 2019. Recibió el nombramiento ante más de 10 mil fans que abarrotaron el escenario más importante del país, en el marco de su novena presentación en el Auditorio Nacional y como parte de la gira internacional “Guerra Tour”.
En agosto de 2022, el huamentleco sostuvo: “Como las palabras no fueron suficientes, le pusimos música para mostrar la belleza de la entidad” y acompañado de la gobernadora Lorena Cuéllar Cisneros, en su tierra de origen, presentó el último de sus proyectos identitarios: la canción y cortometraje musical “Te soñé, Tlaxcala”.
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La pieza artística, además de contener una serie de aciertos estéticos, encierra un elemento autobiográfico indiscutible y la premisa con la que se condujo a lo largo de estas más de dos décadas: su devoción a Tlaxcala.
Después de haber conocido tantas ciudades, te juro que como tú no hay otros lugares. Por eso es que no te miente mi corazón cuando te canta esta canción. Y empecé a hablar tanto de ti. Me dijeron que un lugar así no podía existir, ¡Viva Tlaxcala!, versa la letra de su canción.
Uno a uno, estos éxitos se han narrado desde diversas plumas, mismas que continúan escribiendo en el Diario de los Tlaxcaltecas la historia del cantante contemporáneo más prolífico de la entidad.