Un accidente de automóvil suscitado en Tepic, Nayarit, reveló en 2004 una historia digna de novela policiaca protagonizada por el tlaxcalteca Hermes N., quien fue conocido por las autoridades como el “Viudo Negro” debido a su modus operandi: aseguraba a sus parejas por cantidades millonarias para luego planear su asesinato y cobrar las pólizas.
El Sol de Tlaxcala registró en su primera plana del 26 de abril de ese año la detención de dicho personaje, noticia que impactó a la sociedad tlaxcalteca principalmente porque Hermes pertenecía a una de las familias más prominentes del municipio de Apizaco.
EL ASESINATO DE KARLA N. EN TLAXCALA
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De acuerdo con documentos a los que tuvo acceso este Diario en esos años, todo inició en el año 2000, cuando funcionarios de la entonces Coordinación General de Ecología presuntamente exigieron a Hermes la cantidad de 100 mil pesos a cambio de no clausurar el verificentro de su propiedad en Huamantla, con el argumento de que habían detectado varias irregularidades.
Como no tenía dinero para pagar esa cifra, Hermes planeó, junto con Carlos N., su agente de seguros, y Pedro N., un funcionario de Ecología, asesinar a su esposa Karla N. para cobrar la póliza de un millón de dólares.
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El plan era fingir un robo. Para ello, Hermes programó un viaje con su cónyuge con el fin de que sus cómplices hicieran los preparativos durante su ausencia. El 23 de septiembre salió de su domicilio con Karla rumbo al puerto de Veracruz, donde pasarían un par de días.
De acuerdo con lo documentado por El Sol de Tlaxcala, Pedro N. y otro sujeto identificado como Ignacio N. ingresaron por la noche del 24 de septiembre a la vivienda, donde revolvieron las pertenencias de la pareja para aparentar el robo; además, sustrajeron un vehículo color azul y esperaron el regreso de los esposos.
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Fue a las 01:30 horas del 25 de septiembre cuando Hermes y su esposa regresaron del “paseo”. Al llegar, el hombre descendió de su vehículo Neón gris ante la supuesta sospecha de que “algo raro” había en el domicilio.
Un instante después, Pedro e Ignacio, que vigilaban sigilosamente a la pareja, se acercaron al automóvil y accionaron sus armas de fuego en contra de Karla, quien recibió los impactos de bala en un brazo, cabeza y pecho.
Según el reporte de la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE), la joven mujer sufrió “heridas por proyectil de arma de fuego en el cráneo, que le produjo traumatismo craneoencefálico y choque traumático, ocasionando su muerte”.
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Para hacer más creíble el asalto, Ignacio hirió de bala a Hermes en el brazo derecho, cuidando de no dañar algún órgano vital. Minutos después los perpetradores huyeron del lugar.
Policías municipales de Apizaco y estatales fueron las primeras autoridades en llegar a la escena del crimen, mientras que un agente del Ministerio Público adscrito a la mesa de detenidos región norte llevó a cabo el levantamiento del cadáver de Karla e inició la averiguación previa correspondiente.
En su declaración, Hermes sostenía la versión del atentado: “Vi que mi carro Neón azul marino no estaba en la cochera y las luces estaban apagadas y le dije a mi esposa que esperara… al acercarme a la puerta escuché entre cuatro y cinco disparos que procedían del lugar en el que se encontraba el carro y corrí hacia la reja, ahí escuche entre dos y tres disparos más; sentí el brazo derecho caliente y me precipité al suelo hacia la reja”.
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También narró que al percatarse que su esposa sangraba, llamó a su madre, Rosa Inés N., para informarle que “me acababan de asaltar y que hablara a la policía”.
Sin embargo, pese a varias inconsistencias, la investigación hasta ese momento no avanzó, principalmente gracias a la ayuda de Jesús David N., entonces perito de la PGJE, quien presuntamente encubrió el homicidio.
Este Diario tuvo información de que el servidor público de la Procuraduría había cobrado 50 mil pesos a la familia de Hermes a cambio de borrar evidencias del crimen.
Fue hasta un año después de la muerte de Karla cuando Hermes recibió el dinero de la póliza de un millón de dólares, tras ganar una demanda de juicio mercantil a la empresa aseguradora.
EL SEGUNDO CRIMEN
Tras la muerte de Karla N. en Tlaxcala, Hermes cambió su residencia al estado de Jalisco, donde en 2003 inició un noviazgo con María del Carmen N.
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Debido a que ya había gastado el dinero de la póliza, durante esos meses Hermes puso en marcha su siguiente plan: primero contrató un seguro de vida para María del Carmen por tres millones de dólares, del que él era el principal beneficiario; el segundo paso era el matrimonio, que se consumó en septiembre de ese año; el tercero: conseguir un cómplice para asesinar a su ahora esposa.
Fue hasta inicios de 2004 cuando Hermes contrató a su primo Jonathan N., originario de Veracruz, para ayudarlo a cometer el crimen, y por el que le pagaría la cantidad de 20 mil pesos.
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El 11 de abril de ese año la pareja viajó a Puerto Vallarta, Jalisco, donde tenían previsto radicar. Una semana después, “con engaños el ‘Viudo Negro’ trasladó a su esposa a una bodega en Tepic y, en el interior de ésta, junto con su primo, golpeó a la mujer en la cabeza con un mango de bat”, publicó en sus páginas este Diario.
Tras dar por muerta a la mujer, ambos sujetos subieron el supuesto cadáver al asiento trasero de un automóvil. “Hermes emprendió la marcha como si nada hubiera pasado y, en el tramo Mezcales-Puerto Vallarta, simuló un accidente y maniobró hasta perder el control de la unidad”.
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Cuando elementos de seguridad llegaron al lugar del accidente, hallaron el vehículo volcado y en su interior a Hermes inconsciente, pero con heridas leves. También ubicaron a María del Carmen ensangrentada quien, para posterior sorpresa del “Viudo Negro”, aún contaba con signos vitales; además, los efectivos policiacos notaron que la sangre de la mujer estaba completamente seca.
En las líneas escritas por El Sol de Tlaxcala quedó plasmado que “horas más tarde, en un nosocomio de Tepic, Nayarit, María del Carmen N. recobró el conocimiento y declaró ante el agente del Ministerio Público que su esposo y el primo de éste intentaron asesinarla a batazos en el interior de una bodega”.
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Inmediatamente después, Hermes y su primo Jonathan fueron detenidos y recluidos en el Centro de Readaptación Social “Venustiano Carranza” del estado de Nayarit.
De acuerdo con lo documentado por este Diario, cuando la Procuraduría de Justicia de Tlaxcala tuvo conocimiento de que Hermes había sido detenido en Nayarit, envió a esa entidad a personal para interrogarlo, pues ya enfrentaba en un juzgado de Apizaco una orden de aprehensión como presunto autor intelectual del asesinato de su esposa. Así, Hermes confesó no solo el intento de asesinar a María del Carmen, sino también el crimen de Karla N. en Tlaxcala, y proporcionó, además, datos sobre las personas que lo ayudaron en el homicidio, por lo que el 23 de abril de 2004 el Ministerio Público consignó en Tlaxcala a José Carlos N. -agente de seguros-, Pedro N. -autor material-, Jesús David N. -perito de la PGJE- y a Rosa Inés N. -madre de Hermes-, como cómplices del “Viudo Negro”.
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Por otra parte, en su edición del 27 de mayo de 2004, El Sol de Tlaxcala daba cuenta de la detención del último implicado, Ignacio N., señalado como el segundo autor material.
SU PASO POR LOS PENALES
Por el intento de asesinato de María del Carmen N., Hermes permaneció recluido en el Centro de Readaptación Social “Venustiano Carranza” del estado de Nayarit desde abril del 2004.
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Para el año 2010 ya había sido trasladado al Centro de Reinserción Social de Apizaco, en Tlaxcala, donde fue sentenciado por homicidio calificado en contra de Karla N. En 2015, a 15 años del primer crimen, Hermes fue enviado al Centro Federal de Readaptación Social número 13 “CPS-Oaxaca”.
EL APUNTE
Hermes N. pertenecía a una de las familias más prominentes del municipio de Apizaco.
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DATO:
La primera esposa de Hermes N. sufrió “heridas por proyectil de arma de fuego en el cráneo, que le produjo traumatismo craneoencefálico y choque traumático, ocasionando su muerte”; la segunda esposa fue golpeada en la cabeza con un mango de bat, pero logró sobrevivir.
*Con información de Tomás Baños