El médico José Luis Rosales Angulo es uno de los más de 43 mil que, en Tlaxcala, se contagiaron de Covid-19.
Sin embargo, su caso es un tanto diferente al resto, pues al contagiarse durante la primera ola casi no sobrevive para contar la amarga experiencia.
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La infección por SARS-CoV-2 se le complicó. Requirió oxígeno y estuvo intubado más de una semana. La consecuencia de todo eso fue una hipertensión pulmonar que le impide hacer actividades que requieren mucho esfuerzo físico.
Su vida no es igual a la de antes de padecer Covid-19, pero a diferencia de diciembre de 2020, cuando retomó a sus actividades, caminar ya no es un problema que le quite la respiración.
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LA ENFERMEDAD
El médico contó a este Diario que contrajo el virus a mediados de julio de 2020, y en ese momento inició con sintomatología respiratoria leve, malestar general que empeoró y fiebre que no cedió por los siguientes siete días. Comentó que en ese momento fue sometido al tratamiento de TNR4 (compuesto por los medicamentos ácido acetilsalicílico, montelukast, ivermectina y azitromicina), que le ayudó a la mejora de su salud puesto que se encontraba en una situación complicada. Ocho días después se le presentó un cuadro de tos y, tras una radiografía, los médicos detectaron daño en sus pulmones, por lo que el lunes siguiente fue hospitalizado.
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Durante la entrevista, comentó que una vez fue ingresado al Hospital General de Nativitas le tuvieron que colocar oxígeno e iniciaron con el tratamiento para mitigar los daños que le causó la infección a su cuerpo. El jueves siguiente fue intubado.
El salubrista y epidemiólogo contó que en todo momento estuvo consciente del riesgo en el que estaba su vida y de que, incluso, podía morir durante ese trayecto.
En el hospital me manifestaron que intubar era una oportunidad de vida y de no hacerlo las posibilidades de sobrevivir se reducían a cero,señaló.
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LAS COMPLICACIONES
Rosales Angulo compartió que permaneció intubado durante nueve días y en ese trance enfrentó algunas complicaciones, días difíciles en los que su salud se agravó, sobre todo porque el coronavirus provoca daños en todos los órganos y, en su caso, además de los pulmones, las afecciones también fueron a su corazón, que registró latidos bajos.
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Contó que en ese momento su saturación era de entre 70 y 80 ya con oxígeno a 16 litros por minuto con mascarilla, que es la cantidad máxima que pueden suministrar a una persona antes de intubarla.
Sumado a ello, contó que tenía que permanecer boca abajo y no moverse para evitar que la oxigenación se redujera.
Dos o tres días previos a que me retiraran la ventilación mecánica, informaron a mi familia que la posibilidad de vida era nula y deberían estar preparados para un posible deceso. Afortunadamente reaccioné, poco a poco empecé a respirar de mejor manera,
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LA REHABILITACIÓN
El médico comentó que desde ese momento inició con su proceso de rehabilitación, y pudo incorporarse a sus actividades laborales hasta el uno de diciembre de ese mismo año.
Explicó que durante ese tiempo fue sometido a ejercicios respiratorios y a otros para recuperar el volumen muscular, porque al estar postrado mucho tiempo perdió masa muscular.
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Recordó que al inicio de su rehabilitación le era muy complicado ponerse de pie, pero poco a poco mejoró.
Pese a la rehabilitación, su cuerpo no responde de la misma manera. Para él correr pone en riesgo su vida pues con una actividad de esa naturaleza su corazón se acelera a 180 latidos por segundo que, clínicamente, no es viable, de ahí que debe llevar una vida de poco esfuerzo físico.
Incluso, dijo, trotar rápido o andar en bicicleta puede repercutir en su salud.
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SUS PULMONES
Indicó que sus pulmones aparentemente no tienen algún daño estructural; es decir, no tienen fibrosis, pero desarrollaron hipertensión pulmonar que hace que el corazón no trabajé adecuadamente y al no lograr la oxigenación adecuada se esfuerza de más y entonces cualquier actividad aumenta la frecuencia de latidos.
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De hecho, comparó sus pulmones con los de una persona fumadora, pues si bien no existe fibrosis, sí influye en la restricción cardiológica.
Actualmente está en tratamiento farmacológico para combatir la hipertensión pulmonar, y se somete de forma periódica a revisiones médicas con cardiólogos y neumólogos para verificar su evolución.
VALORA MÁS LA VIDA
Tras enfrentar ese episodio que casi le cuesta la vida, el médico José Luis Rosales Angulo valora cada momento que vive.
Esa enfermedad te hace valorar más la vida, porque, literal, para una persona que se contagió en el primer brote y era sometida a un proceso de respiración artificial, sus probabilidades de vida eran muy bajas, a lo mejor dos por cada 10, contó.
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Agregó que afortunadamente su cuerpo reaccionó y “puedo atreverme a decir, incluso, que la intervención divina me ayudó”. Finalmente, mencionó que además de la salud, una de las cosas más difíciles que vivió fue el no poder despedirse de su tío, quien fue una de las víctimas mortales de la enfermedad.
- Actualmente, Rosales Angulo está en tratamiento farmacológico para combatir la hipertensión pulmonar, y se somete de forma periódica a revisiones médicas con cardiólogos y neumólogos para verificar su evolución.
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