Juan Carlos y su hijo Kaleth son pescadores originarios de Honduras que abandonaron su país por falta de empleo y oportunidades.
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Su familia está integrada por cuatro personas: esposa, su hija, su hijo y él, siempre han vivido de la pesca en Valle, departamento de Amapala, al sur de Honduras. Él, de 33 años -los cumplió el 23 de diciembre de 2023- tomó la decisión de abandonar su país porque en la isla, situada en el océano pacífico, se quedó sin trabajo.
Juan Carlos forma parte del millón de hondureños en tránsito o que ya viven en Estados Unidos de América (EE. UU.). Dijo que el 26 de febrero dejaron su país en busca de empleo para apoyar a su esposa e hija que apenas tiene un año y medio.
Llevamos un mes de viaje, hemos tenido suerte al viajar sobre el tren, aunque hemos caminado muchos días, somos afortunados y gracias a Jesús ya estamos en México y pronto llegaremos a la Unión Americana, reflexionó.
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En el albergue la Sagrada Familia de Apizaco, donde comparte alimentos con otro compatriota, reiteró que su meta es el “sueño americano, pero si no hay forma de cruzar nos quedaremos a trabajar en Monterrey”.
- ¿Por qué abandonas tu país con tu hijo?
- “Porque no hay trabajo en la isla y de la pesca ya no alcanza para vivir, por eso nos subimos a la bestia de acero para llegar hasta el norte y enviar dólares a la familia”, aseveró.
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Comentó que en Valle de Amapala la población se dedica a la pesca, a la producción de sandía, melón y maíz, solo que viven bien los que tienen capital.
En mi isla solo le va bien al que tiene una lancha con motor porque pesca lo que quiere y lo vende o se lo come. Eso no está al alcance de mis posibilidades pues se ocupan más de 300 mil pesos, enfatizó.
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Contó que con tristeza salió de su pueblo en busca de bienestar. “Kaleth mi hijo me da mucho ánimo de trabajar, por ahora descansamos en este albergue donde nos dieron medicamento para la gripe, hace mucho frío”,