Cientos de migrantes provenientes de países centroamericanos caribeños y de Estados Unidos EE. UU, esperan horas para recibir alimentos en el albergue la Sagrada Familia de Apizaco.
Ya que es contado el personal que presta el servicio voluntario en la casa del migrante, solo se permite el acceso de cuatro ilegales, lo anterior a fin de no saturar la casa -su cupo es de 70 personas-, ante la pandemia mundial del Coronavirus.
Esto, ha causado que los indocumentados descansen cerca de las vías del tren, bajo puentes a desnivel y entre la zona arbustiva. A algunos se les observa pidiendo monedas en semáforos, otros buscan comida en los mercados de la ciudad hielera.
Otros se colocan tapabocas ante el posible contagio comunitario del Covid-19 en tierras de Xicohténcatl.
Ya que el Instituto Nacional de Migración suspendió las redadas, los caribeños descienden de la llamada “bestia de acero”, antes de arribar a la estación pues hay presencia de efectivos de la Secretaría de Marina.
“Estaba en Arizona, pero me regresé con un compa mexicano, llevo nueve días viajando (en el tren), aquí en México no me dan trabajo y por eso me regreso a Honduras”, expresó Hermes N.
El catracho de unos 25 años comentó que la economía en Estados Unidos está detenida por la propagación del Coronavirus.
Hasta la tarde del viernes, la Organización Mundial de la Salud, reportó que los EE. UU. tenía 98 mil 80 personas contagiadas, 94 mil 114 activos y mil 513 decesos.
Hermes N. Indocumentado
Dicen que las personas comenzaron a morirse por el Coronavirus allá en el norte, ya no hay trabajo en el campo ni en los restaurantes, todo está cerrado y da miedo”
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