Los kilogramos de haba, frijol y maíz molido para sopas, guisos y atoles resulta más redituable que venderlo en grano por kilo o tonelada, así que mujeres productoras de Tlaxcala lo transforman para otorgarle valor agregado.
Edith Hernández Quiriz dedica su tiempo libre para transformar la materia prima en productos listos para su uso en la cocina tradicional tlaxcalteca o para consumirlos como golosinas, tal es el caso del pinole.
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Aseveró que su familia no produce maíz, frijol o haba, pero compra la semilla a los campesinos tlaxcaltecas, pues el objetivo es ofrecer productos 100 % naturales, sin conservadores.
Lleva un proceso desde el tostado en comal de barro, lo limpio y posteriormente lo muelo para venderlo por cuarto de kilo, por ejemplo, el polvo de haba lo comercializo en 35 a 40 pesos, dependiendo de la oferta y la demanda,puntualizó.
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En el caso del polvo de frijol para hacer tlatlapas o la tradicional sopa de alubias, puntualizó que utiliza la especie amarillo o mantequilla, pues es la que se produce en diferentes partes de Tlaxcala.
Aceptó que una vez trasformado el producto su peso merma, pues un kilo de semilla tostada alcanza apenas 750 gramos, por lo que registra recuperación económica, pero perdidas en gramos.
Dijo que otro material que trabaja es el maíz cacahuazintle en crudo o para elaborar pinole, este último solo lo muele y brinda un aspecto como de maicena, mientras que el pinole le agrega naranja y canela, para que el consumidor tenga la opción de agregarle azúcar o no. El pinole es una harina de maíz tostado que se endulza con piloncillo y se mezcla con canela.
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