A seis años de comenzar su labor de rescate independiente de perros en abandono, Yeni Hernández Molina mantiene firme su convicción y sensibilidad hacia el bienestar animal, para brindar alimento, cobijo y amor a las mascotas, pese a que sus vecinos la llaman la ”loca de los perros”.
Pero no sufre ni se acongoja, al contrario, cualquier calificativo queda corto ante la labor titánica que hace actualmente con 36 caninos en su albergue San Francisco de Asís, ubicado en el barrio de Atotonilco, Tercera Sección de Amaxac de Guerrero.
Todos sus acompañantes son producto de la irresponsabilidad de la gente, que los abandona, los echa a la calle e incluso los dejan a la puerta del albergue para que ahí reciban el cariño que algún día el ser humano les negó.
Llegar al albergue que lleva el nombre del santo franciscano que tuvo devoción a los animales como criaturas de Dios, es fácil, pero es más difícil que alguien acuda para adoptar a un peludito.
Aunque, dijo la rescatista, hay más cultura de adopción que otros tiempos, pero no la suficiente para acabar con el maltrato de los animales que deambulan por las calles.
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“Si tan solo tuviéramos la humanidad de recoger a un perrito de la calle para llevarlo a esterilizar, no habría proliferación canina en los municipios”, indicó a El Sol de Tlaxcala, Yeni Hernández, mujer que rema contracorriente para sacar adelante a su numeroso grupo de mascotas.
Al mes, la rescatista independiente requiere de dos bultos de croquetas, 20 kilos de pollo y dos bultos de pan o tortilla para alimentar a los canes, todos ellos desparasitados, sin pulgas, con todas sus vacunas, pero sobre todo, con el amor que merecen.
Incluso, subrayó, que cuenta con el apoyo de la coordinación de Bienestar Animal de Tlaxcala del Gobierno del Estado, para el servicio veterinario.
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Empero, lamentó, “del gobierno municipal de Amaxac de Guerrero no hemos tenido respuesta, por ejemplo de una solicitud sobre malla ciclónica”.
De este modo, al entrar a su albergue localizado en un costado de su casa, los perros de todos los tamaños son los primeros en salir a recibir a los invitados, ninguno muestra advertencias de morder, solo de olfatear e inmediatamente se vinculan con las personas.
Eso sí, el lugar ya es pequeño para la jauría de perros que esperan el momento para ser adoptados, aunque a veces tienen que pasar años para que se dé ese caso.
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HAY TERRENO PERO FALTAN RECURSOS
Para la manutención del albergue, Yeni Hernández Molina generalmente utiliza sus propios recursos, debido a que son pocos los donadores que hay, pero sí muchos los críticos o promesas que se las lleva el viento.
De esta manera, la rescatadora independiente de perros indicó que ya cuenta con un terreno localizado cerca del campo de softbol entre los límites de Amaxac de Yauhquemehcan, gracias a una persona que se lo vendió en facilidades y que aún sigue pagando.
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Asimismo, de las pocas personas que apoyan su causa de forma económica o en especie, dijo, “son seres humanos sensibles, que saben que un perritos también sufre, y quieren darles una mejor vida”.
El predio donde se mudará el refugio, actualmente se encuentra en la etapa de nivelación y tiene una extensión de 40 x 10 metros, “suficientes para que los perros puedan tener mayor desplazamiento y no molesten a nadie”, explicó Yeni Molina.
Finalmente, invitó a todas las personas que quieran sumarse al apoyo a conocer las instalaciones ubicadas en calle Turística número 12, del barrio de Atotonilco.