A inicios de febrero la capilla de San Diego de Alcalá, ubicada sobre el bulevar Guillermo Valle, en la capital de Tlaxcala, reabrió sus puertas a la comunidad católica.
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Después de siete años de permanecer cerrada al culto tras sufrir serios daños a su estructura a consecuencia de los sismos de 2017, el primer domingo de este mes los fieles fueron testigos de su reapertura con la celebración del Santo Jubileo.
Aunque la restauración oficial quedó en manos de personal del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), fieles católicos y bienhechores también hicieron continuaciones para acelerar el proceso de reparación, que concluyó tras permanecer varios meses detenida.
La capilla de San Dieguito, como es conocida popularmente, fue construida hace más de 200 años, por lo que antes de 2017 ya presentaba un deterioro propio de las inclemencias del tiempo y del clima, pero que se agravaron por el movimiento telúrico de septiembre de ese año, que causó afectaciones estructurales en prácticamente todo el inmueble: en su techo, en la cúpula, en la linternilla, en la sacristía y que provocó fisuras y agrietamiento en las paredes.
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Desde que ocurrió el sismo las puertas del templo fueron cerradas a los fieles, y el inmueble quedó acordonado para salvaguardar la integridad física de las personas.