Debido a que las empresas aserraderas, autorizadas por el gobierno federal, están haciendo “negocio redondo” con la madera saneada en la Malinche, integrantes de “Comunidades unidas en defensa del Matlalcuéyetl” advirtieron que si su participación continúa siendo desplazada, tomarán el control “a la brava”.
Este viernes, representantes de comités de vigilancia de 12 comunidades asentadas alrededor de la montaña, se manifestaron pacíficamente frente a la delegación de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales para exigir tomen en cuenta su plan de trabajo, ante el problema del gusano descortezador.
María del Socorro García Hernández, presidenta de la Red Malinche Matlalcuéyetl, detalló que entre los planteamientos figuran el respeto a los derechos indígenas, que los comités de vigilancia y saneamiento sean capacitados para que ellos mismos realicen las desinfecciones de árboles, y que las comunidades aprovechen la madera.
Precisó que actualmente ese recurso natural es explotado por empresas de Oaxaca, Estado de México, Hidalgo y Puebla, por lo que adujó que las ganancias son para ellas y probablemente para las autoridades de las dependencias federales.
Sentenció que, amparadas con los permisos federales, las empresas se “agandallan” en la tala de árboles, pues también derriban aquellos que se encuentran sanos, solo para alcanzar mayores ganancias económicas.
Por su lado, Carlos Gilberto Pacheco Montiel, representante del comité de Cuaxomulco, calculó que se trata de aproximadamente un millón 660 mil metros cúbicos de madera, que quedará en aserraderos de la región.
“A través de imágenes satelitales, observamos que son más de cinco mil hectáreas afectadas y calculamos que cada una tiene un aproximado de 400 árboles, así que son alrededor de dos millones de árboles afectados”, precisó.
A pesar de ello, sostuvo que la Comisión Nacional Forestal “maquilla” las cifras ya que, en las recientes reuniones, señaló que son mil 200 hectáreas las dañadas, pero se basan únicamente a aquellas con permiso.
Las cifras son de acuerdo como van saliendo las notificaciones, pero son trámites extremadamente tardados, entonces el burocratismo es otra de las causales para que la plaga se siga extendiendo, soltó.
Por todo ello, coincidieron en señalar que “su última carta” será entrar “a la brava”, para hacer valer los derechos que les asisten a las comunidades indígenas, pues recordaron que los usos y costumbres se sustentan en la normatividad interna de los pueblos.
“Si en asamblea de pueblo, las comunidades acuerdan sanear los árboles de forma comunitaria, sin la intervención de las autoridades y usar la madera como decidan, estarían en todo su derecho, pero antes, están en la disposición de colaborar y seguir los cauces legales”, finalizaron.
Lejos de que se siga haciendo negocio redondo entre las empresas y autoridades, que la madera sea en usufructo de los pueblos, pues hacen falta bancas en las escuelas, en iglesias y empleos temporales para la gente
María del Socorro García / Presidenta de la Red Malinche Matlalcuéyetl
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