El turismo religioso que arriba cada 29 de septiembre al santuario de San Miguel del Milagro, localizado en Nativitas, genera una importante derrama económica a la población residente, pues ésta renta estacionamientos, viviendas, sanitarios y vende comida.
De acuerdo con el catolicismo, el arcángel San Miguel se apareció por primera vez el 25 de abril de 1631, frente a un joven llamado Diego Lázaro de San Francisco, en el pueblo de San Bernabé Capula, municipio de Nativitas, posteriormente se apareció el siete de mayo y el 13 de noviembre, lo cual dio paso a la construcción de una ermita y posterior santuario. El entonces obispo de Puebla, el beato Juan de Palafox ordenó construir el templo religioso y desde esa fecha se celebra su fiesta, en donde acuden miles de personas a solicitar milagros o agradecer aquellos recibidos.
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El arribo de miles de visitantes desde el 26 y hasta el 30 de septiembre es provechado por los vecinos que colindan con el templo religioso y, de hecho, “hacen su agosto” con la renta de varios espacios demandados por los visitantes.
El costo de la renta de la vivienda depende mucho de la cercanía con el santuario, pero va desde los 100 hasta los 300 pesos por persona o en algunos casos arman paquetes de mil a mil 500 por los cinco días de visita o por grupo de peregrinos.
De igual manera, las familias rentan los jardines para la estancia de coches y camionetas, así como para los caballos que llevan los grupos de charros o las motocicletas, los precios los asigna el dueño de la vivienda y no hay quien los regule.
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Por el importante número de peregrinos que vistan el santuario, la demanda de sanitarios es mucha, por ello, los vecinos también han ideado baños públicos, con costo de cinco a seis pesos.
La comida es otro detonante de economía para los ciudadanos de San Miguel del Milagro, pues aprovechan la festividad para ofrecer garnachas, antojitos, comida corrida, aguas frescas y refrescos.
EL SANTUARIO TAMBIÉN PERCIBE ENTRADAS
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Aunque en el santuario existe la “Casa del peregrino” donde los visitantes pueden quedarse a pernoctar, la parroquia les cobra 30 pesos por cada peregrino y cinco pesos por el uso de sanitarios; además, administra lo que ingresa de las llamadas “Colecturías” (sitios donde venden artículos religiosos).
De igual forma, el párroco en turno maneja las limosnas que dejan los peregrinos, por acuerdo con la Diócesis de Tlaxcala, pues hace diez años intervenían comisiones del pueblo, pero generó encono.
COMISIONES Y PRESIDENCIA DE COMUNIDAD ADMINISTRAN
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Al ser uno de los santuarios de Tlaxcala más visitados por la feligresía, la población se organizó desde hace muchos años atrás para administrar parte de los recursos que genera la llegada de miles y miles de personas.
Son cuatro manzanas las que conforman la población: La Cruz, La Cañada, Los Corrales y El Aljibe, cuyas familias se rifan la administración de algunos aspectos, como los sanitarios, la venta de los metros lineales para los comerciantes y el cobro de ambulantes.
Cada año, las asambleas son nombradas en una reunión y nombran a los llamados “Vareros” que se dedica a medir, acomodar y asignar los espacios a los comerciantes de esa comunidad y a los foráneos.
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Los llamados “Cobradores” tienen la tarea de recaudar el dinero que ingresa por el cobro de permiso de venta a los ambulantes, los cuales en su mayoría son foráneos, aunque también hay personas de la comunidad. Por su lado, la presidencia de localidad también efectúa cobros a través de la Comisión de Obras, pues registra ingresos del estacionamiento de Cacaxtla en 100 pesos el camión y 50 pesos el carro particular.
Los costos en el estacionamiento “Del Parque” son de 200 pesos por autobús y 100 por automóvil, mismo precio manejan en “La cancha de futbol”, en donde caben más de 50 unidades.