En las faldas del volcán Malinche se ubica el tercer pueblo mágico de Tlaxcala y uno de los rincones culturales más importantes de México por su cercanía con la semilla madre: el maíz.
Su nombre proviene del otomí Yx t'eingo que significa “en la fiesta del atole agrio”.
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La toponimia del actual municipio de Ixtenco tiene su origen en una tradición ancestral: cuentan las crónicas que hace siglos, durante la temporada de cosecha de cada año, tenía lugar una danza ritual representada por una mujer sentada moviendo atole, mientras otras personas bailaban en círculo. Desde entonces, el atole agrio ha sido como el fuego: un punto de encuentro para crear comunidad a su alrededor.
Un largo proceso para un delicioso resultado
La receta de la ancestral bebida es conocida por todo el pueblo; sin embargo, hay que tener experiencia para prepararlo con maestría y Teresa Solís, ganadora del concurso “¿A qué sabe la Patria?” en su edición 2021, es nuestra mejor gurú para compartir el procedimiento.
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Tere asegura que un buen atole es aquel que tiene un balance agridulce perfecto y se puede servir "al hilo", es decir, que tiene una caída suave, delgada y constante.
Para lograr la anhelada perfección hay que seguir varios pasos. En primer lugar, se debe considerar que la acidez del líquido se debe a la fermentación de la materia prima.
El maíz morado o negro se deja remojando durante la noche para que al día siguiente se pueda moler con facilidad. Ese concentrado nuevamente se deja fermentar por varias horas antes de preparar el atole, explicó la cocinera.
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Una vez que ha pasado un tiempo de fermentación suficiente, que puede ser de hasta 36 horas, es momento de llevar el maíz molido al fuego de preferencia en una olla de barro.
Hay que colar bien el maíz para que no queden los grumos y la textura sea agradable al paladar. También hay que estar moviendo constantemente para que no se pegue, agregó Tere.
A la mezcla de maíz y agua se agrega canela y piloncillo o azúcar para endulzar. Al final, para darle el característico color, se añade agua de olote morado.
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El resultado es una deliciosa bebida de sabor agridulce suave, de consistencia muy ligera y con alto valor nutricional; es rico en fibra, contiene antioxidantes, potasio, magnesio, fósforo y zinc, así como vitamina B1 y B7.
Para finalizar, Tere afirmó a este Diario que en Ixtenco siempre han estado de fiesta porque el pueblo es mágico desde su concepción.
Sus recetas atesoran sabiduría y tradiciones de la cultura otomí: “ya nos queda mantenerlas y disfrutarlas”.
Los detalles: ➡️ [Video] El mejor atole de México se prepara en Ixtenco
Dónde probar el sabor de Ixtenco
A partir del nombramiento de Ixtenco como Pueblo Mágico, doña Tere ha decidido vender atole a todos los visitantes que deseen probar la bebida tradicional de su municipio.
No obstante, por el tiempo que requiere su preparación, es necesario solicitar la bebida con tiempo a través de su número personal 55 8578 5720.
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Por otro lado, en la calle 4 sur del barrio de San Gabriel en Ixtenco hay varias casas que se han adaptado como comedores donde puedes buscar esta bebida y otros platillos típicos de la entidad.
Los compañeros perfectos para la bebida son los tamales tontos, los cuales se caracterizan por su toque de anís, cuerpo apelmazado y ausencia de relleno.