En San Isidro Buensuceso, una de las 12 comunidades del municipio de San Pablo de Monte, parece que el tiempo se detuvo hace varios siglos.
En esa comunidad ubicada en los límites con Puebla, las personas conservan el náhuatl como su idioma, las mujeres cocinan con leña que ellas mismas cortan y sus utensilios de cocina para moler maíz, frijol y chile son el metate y molcajete.
En Tlaxcala, San Isidro Buensuceso es la única comunidad de las 393 existentes a la que se le reconoce su identidad y misticismo, ya que los cerca de 10 mil habitantes conservan su raza, su religiosidad, su cultura y sus tradiciones que existían antes de la llegada de los españoles.
SACERDOTE Y FISCALES EJERCEN EL PODER
Pese a ello, la elección de su presidente de comunidad es por la vía constitucional y actualmente su autoridad es Francisco Javier Pérez Luna; sin embargo, son el sacerdote y los fiscales quienes ejercen el poder en la toma de decisiones.
Ahí, aunque veneran a San Isidro Labrador (un santo español), hombres, mujeres y niños son devotos de la virgen de Guadalupe, y el catolicismo como religión predomina en un 98 %. A los niños que apenas empiezan a comunicarse se les enseña náhuatl como lengua principal.
Las mujeres se dedican al cuidado de sus hijos, y con la recolección hongos, plantas medicinales y combustible (leña), que extraen del Parque Nacional Malinche, colaboran a la económica de sus hogares.
Por su lado, los hombres se dedican a la producción de maíz de temporal, a la elaboración de carbón vegetal y a la construcción.
En tanto, las nuevas generaciones -con apenas estudios de primaria y secundaria- se emplean como obreros en textileras y hornos de talavera.
EN EL OLVIDO POR EL GOBIERNO
Buensuceso está localizada a 10 kilómetros de la Megalópolis, pero se resiste a ser parte de ella. Como Buensuceso hay otros ocho municipios en Tlaxcala de habla indígena, que están a punto de perder su identidad. El poblado está situado a dos mil 600 metros de altitud, por eso enfrentan desabasto de agua, un problema añejo que resuelven cuando el Ejército Mexicano los apoya al aplicar el Plan DN-III.
Con tres mil 300 personas menores de 15 años según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), se muestra como una comunidad joven.
Empero, ha sido olvidada por los gobiernos estatal y federal, de ahí que la mayoría de sus habitantes vivan en rezago y, por ejemplo, solo mil 137 niños (que antes recibían Prospera) serán beneficiados con las “Becas para el Bienestar de las Familias” que otorgan de forma mensual 800 pesos.
La última vez que un político vino a visitarnos ya tiene más de tres años, Lorena Cuéllar nos prometió muchas cosas, pero fue lo contrario, nos quitaron Prospera y es la fecha que los niños no tienen becas
MARÍA JOSEFA DOMINGA PÉREZ / HABITANTE DE BUENSUCESO
Elabora Eladia tortillas desde hace 1 década
Doña Eladia Manuel Pérez tiene 48 años, pero desde que tenía 12 aprendió de su madre a elaborar y cocer tortillas de maíz nativo.
-¿Qué le falta a esta comunidad?, cuestionó el reportero.
-Nos falta una universidad, los jóvenes desertan y se van a las fábricas, no tenemos agua potable, hay calles oscuras y se llevan a las mujeres para prostituirlas en Puebla.
En entrevista, dijo que en San Isidro Buensuceso la mayoría de las féminas preparan nixtamal y lo martajan en el metate para su cocción.
Compramos el maíz blanco en seis pesos el kilogramo, no tenemos terreno para sembrar y vendemos a 14 pesos el kilo de tortilla,mencionó.
Pero, relató que para subsistir alterna la hechura de tortillas artesanales con la venta de flores naturales.
Y explicó que aunque tienen licuadora y molino de mano, mantienen la costumbre de moler, el maíz principalmente, en metate y molcajete.
Al igual que la vivienda de doña Eladia, en San Isidro existen unos tres mil hogares en donde las familias viven hacinadas, pues cuentan únicamente con una habitación y su cocina.
500 años de la evangelización
El próximo 12 de octubre se conmemoran los 500 años del encuentro de dos culturas, el enfrentamiento y luego alianza entre nativos y españoles, y cuya evento en Tlaxcala trajo el catolicísimo, pero también varias muertes.
En la última comunidad situada en lo más alto de la Malinche las mujeres de 50 años visten faldas amponas y huaraches de hule.
Además, algunas se cubrenla cabeza con rebosos jaspeados y también usan esa prenda para cargar a sus hijos en la espalda.
El extinto Francisco Sánchez Rojas fue quien aprendió a cortar y unir faldas de algodón, delantales y baberos con grabados a máquina, ahora todo es de poliéster.
María Josefa Dominga Pérez, esposa del extinto sastre, en un pequeño taller se gana la vida con la confección de las faldas y baberos que vende en 120 pesos cada una.
Aquí los candidatos nos utilizan, solo vienen a sacarnos los votos y nunca regresan, expresó.
- En San Isidro sigue casi intacta su cultura y sus creencias. Es el único lugar en donde prevalecen costumbres prehispánicas
Te puede interesar: