En el interior de “La Sagrada Familia”, Edwin N. y Elizabeth N. cuidan de su hijo Emiliano, de apenas nueve años de edad, a quien trajeron a México con la esperanza de liberarlo de una vida precaria y en medio de la violencia.
El matrimonio hondureño lleva dos meses refugiado en Tlaxcala, a la espera de que el Instituto Nacional de Migración (INM) les entregue la documentación, pues su mayor deseo es quedarse a vivir en México.
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La pareja huyó de su natal Honduras hacia tierras mexicanas en busca de asilo, al recibir amenazas de muerte y ante la precaria situación económica que se vive en aquel país Centroamericano.
Edwin considera que pronto tendrá la constancia que acredite a él, a su esposa e hijo como refugiados en México y, a partir de ahí, irse a vivir a Monterrey, Nuevo León, pues tiene fe en darle un mejor estilo de vida a sus seres amados. “Inicié mis trámites y ya me dieron los papeles como mexicano, eso permitirá que encuentre un trabajo para mantener a mi esposa y mi pequeño hijo”.
Al tiempo que juega con un equipo de telefonía celular, Emiliano se dirige a su padre y con lenguaje de señas le pregunta: “Papá, ¿aquí es México?”. Sí hijo, responde con una seña el progenitor.
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Al instante, le platica que cuando el Gobierno de México le entregue su documentación viajarán en autobús hasta llegar a Nuevo León, donde “voy a trabajar para construir una casa y ayudar a mis padres”.
Emiliano, quien abandonó la escuela en busca del “sueño mexicano”, no escucha ni habla, con señas se comunica con sus progenitores, eso sí, se ve despierto ante la problemática de inseguridad que se vive fuera del albergue.
En la Casa del Migrante, un psicólogo le enseña a pintar y, por ahora, la familia está segura.
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Un abogado adscrito a la organización Un Mundo una Nación que apoya a la familia, inició el trámite de permanencia ante la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar). En Tlaxcala no hay registro de esa dependencia federal para tramitar documentación.
Una vez que Edwin tenga en sus manos los documentos oficiales, el siguiente paso será solicitar la Clave Única de Registro de Población temporal, trámite que tarda entre 45 y 100 días y, de ser aprobado, les entregan una Tarjeta de Visitante por Razones Humanitarias, la cual le permitirá a esta familia de tres integrantes vivir no el sueño americano, sino el sueño mexicano.