El cierre del rastro ubicado en la cabecera municipal de Tlaxco ocasionó que parte de la carne que consume la población provenga de matanzas clandestinas, lo que pone en duda la calidad y sanidad.
Si bien existen introductores que sacrifican las cabezas de ganado vacuno y porcino en el rastro municipal de Apizaco, en el municipio de Tlaxco lo hacen en condiciones de insalubridad en los domicilios.
Este Diario constató que los colectores de agua están colapsados porque la planta de tratamiento de aguas residuales no opera desde hace un año.
Inclusive, fue a partir de la administración de Gardenia Hernández Rodríguez que el rastro ubicado sobre Emiliano Zapata, dejó de operar porque supuestamente sería remodelado.
Sin embargo, en 2016, autoridades de la Secretaría de Turismo (Sectur) a nivel nacional, condicionaron al alcalde de Tlaxco, Jorge Rivera Sosa, para que reubicara el rastro, pues en un Pueblo Mágico no debe estar en la cabecera.
No obstante, la alcaldesa de Tlaxco, Gardenia Hernández, hizo caso omiso a esta observación de la Sectur, de ahí que podría haber una sanción al municipio por este incumplir con las instrucciones.
CONTAMINACIÓN
- El sacrificio de cabezas de ganado al interior de los domicilios incrementa los índices de contaminación, pues los desechos son vertidos en el drenaje doméstico y este se va directo al río Zahuapan.
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