Marco Antonio y Sandi Vanessa, originarios de Honduras, cumplieron la travesía de 50 días de viaje, -caminando, en tren y transporte- desde su lugar de origen hasta Monterrey, Nuevo León. “Ya estoy en Monterrey con mi esposa y nuestra hija Daniela, vivimos en una casa que nos prestó el patrón, gracias a Dios y al apoyo de los tlaxcaltecas, cumplimos el sueño mexicano”, expresó a este Diario.
En los primeros días de enero de este año, Marco Antonio y Sandi -en estado de gravidez- viajaron a México con la idea de encontrar un empleo que les permitiera subsistir, lo anterior, ante la pobreza que viven en ese país. No obstante, ya en territorio tlaxcalteca, cuando solicitaron alojamiento en el albergue de Apizaco, la Sagrada Familia, Sandi comenzó a sentir dolores abdominales, por lo que fue internada en el Hospital del IMSS Bienestar, en Tzompantepec. Tras la atención médica, el 28 de enero, su hija nació en forma prematura, con siete meses de gestación pero sana.
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Asesorados por personal del albergue de centroamericanos, la pareja acudió al Registro Civil de Tetla de la Solidaridad para obtener el acta de nacimiento de la menor, quien además de ser mexicana, es tlaxcalteca. Luego, el sábado 25 de febrero -una vez que madre e hija fortalecieron su salud- tuvo lugar el bautismo. Daniela fue el nombre que los consanguíneos eligieron, al tiempo que fue bautizada por Elías Dávila Espinosa, párroco del templo Cristo Rey en Apizaco.
En la primera semana de marzo, tras varios contratiempos en albergues para migrantes de la Ciudad de México, donde se hospedaron, lograron su cometido de viajar a Nuevo León.
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Sin embargo, no fue fácil viajar hasta el estado del norte, pues en la Central de Autobuses del Norte, como no se acreditaron debidamente, porque son indocumentados, les prohibieron el acceso al autobús y tuvieron que hospedarse varios días en un albergue para migrantes.
Por ello, un representante de la empresa donde ahora trabaja fue por la familia de migrantes para concluir el viaje desde Honduras. Ahora, Marco Antonio es responsable de una empresa que se dedica a comprar tarimas de madera. “Trabajo para vestir y alimentar a mi familia, pero también para mi madre que desde Honduras me necesita y ora por nosotros