La exposición y venta de artículos artesanales durante el Segundo Encuentro Nacional Otomí que se realizó del seis al ocho de enero en San Juan Ixtenco, tuvo poca afluencia de compradores.
Ahí, entre regateos y “jaloneos” en los precios entre clientes y vendedores fue el pan de cada día, donde los artesanos fueron los menos favorecidos en las transacciones de sus productos, que redunda en poca ganancia. De esta manera, Porfirio Camilo Hernández, artesano de cerdas y moños para charrería, empacó su mercancía antes del cierre del evento y regresó a su lugar de origen, Acaxochitlán, Hidalgo.
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Eso sí, antes de retirarse, narró a El Sol de Tlaxcala que hubo poca afluencia de visitantes y compradores en el evento que reunió a la comunidad yumhu.
No sé si hubo poca difusión o no sé qué pasó, pero no hubo la venta que esperaba, aunque fue poco, nos retiramos satisfechos, dijo el artesano del estado donde nació la charrería en México.
Además, lamentó que los compradores no valoran los productos hechos a mano, no solo de él, sino de todos los expositores, que siempre batallan con los turistas nacionales, donde el precio está en juego, a diferencia de los visitantes extranjeros que sí valoran el producto y lo adquieren sin condiciones.
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Nazaria Santos Hernández, indígena de la comunidad Naupan, estado de Puebla, quien tuvo a la venta prendas bordadas a mano, coincidió que el turismo nacional es más complicado para realizar una venta. “La gente no valora el esfuerzo que hacemos para elaborar una pieza, son días enteros que pasamos en la fabricación de una blusa, para que al final el mismo mexicano menosprecie el precio”, dijo la mujer.
- La exposición y venta de artículos artesanales durante el Segundo Encuentro Nacional Otomí que se realizó del seis al ocho de enero en San Juan Ixtenco, tuvo poca afluencia de compradores.
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