El cultivo de tequexquite, que hasta la primera década del nuevo milenio fue el sustento de unas 80 familias, está a punto de desaparecer en el municipio de Tequexquitla.
Antes era en diciembre cuando los hombres del campo iniciaban el barbecho entre el salitre, ahora es en enero y febrero cuando se presentan las heladas; solo que el agua del cerro totolcingo se agota.
El Sol de Tlaxcala hizo un recorrido en la zona de cultivo el tequexquital y constató que la mayoría de las 40 hectáreas está en abandono.
Las fracciones de tierra están secas, con pasto y el agua de canal ha mermado por la sequía que se presenta desde hace cinco años. Solo contados labriegos se ven trabajando la tierra con la reserva de agua limpia pero con sales.
Entre las tierras barbechadas, los hombres del campo riegan los bordes con agua de manantial, en cuestión de días, con las heladas se forman los tecates de sal que se utilizan como condimento en la gastronomía tlaxcalteca.
PERMEA POBREZA
Cornelio Merino, habitante de Mazatepec, denunció que desde que inició el nuevo gobierno de la República, no tienen apoyos al campo.
Al tiempo que trabaja la tierra con Arrocero y Zacatón, (sus caballos mal alimentados), expuso que por más que trabaja no le alcanza para alimentar a sus hijos.
Lamentó que el diputado José de la Luz Sosa pidió el voto hace dos años, pero nunca regresó: “todos son iguales ya que llegan y se olvidan de nosotros”.
Por si fuera poco, lamentó que desde noviembre del año pasado, la Secretaría del Bienestar les retiró el alimento a base de leche Liconsa para 500 familias.
TRABAJAN 30 DÍAS, POR MIL 500 PESOS
Por mil 500 pesos, cada jornalero cultiva el tequexquite durante 30 días.
Óscar González explicó que el predio de un cuarto de hectárea, produce 10 costales de 40 kilos cada que vende en 150 pesos.
Sin embargo, expuso que no tienen suficiente agua pluvial, por lo que solicitarán a la Comisión Nacional del Agua que azolve el manantial.
Aquí no tenemos ningún apoyo del Gobierno, ahora tenemos tequexquite, pero si llegara a llover, toda la cosecha se pierde, estamos en manos de Dios
Óscar González / Labriego
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