Hace una década, los niños podían disfrutar del agua limpia del río Totolcingo abastecido por un manantial que nacía en los bosques del municipio de Tequexquitla. Las familias disfrutaban de las aguas salobres que, entre zanjas, recorrían la colonia Mazatepec para abastecer extensos cultivos de maíz y tequexquite.
En el parque recreativo Totolcingo el agua era fuente de vida; los visitantes disfrutaban la reserva natural protegida.
Inclusive, la Facultad de Agrobiología de la Universidad Autónoma de Tlaxcala instaló un laboratorio, para conocer la reproducción de ajolote y carpa.
Pero, hoy todo está seco. El cambio climático sigue mostrando el desastre natural sobre la tierra, ante la indiferencia de la población.
Primero, los incendios forestales en cada temporal acabaron con todas las reservas de bosque constituido principalmente por piñoneras, cactus y maguey pinto. Segundo, la aplicación de una política fallida para cuidar el agua, reforestar sin mortalidad y vigilar el bosque.
En Totolcingo el centro de investigación de la UAT, no opera desde hace dos años, se convirtió en un “elefante blanco”.
Los estanques naturales de carpa y ajolote no son proveídos del recurso no renovable, el área turística está abandonada. La falta de disponibilidad del vital líquido, causó que las amas de casa dejaran en el abandono el área de lavaderos donde aseaban su ropa.
PRONÓSTICO
- Meteorólogos de la Conagua indicaron que, de persistir la sequía, existen pocas posibilidades de que el río Totolcingo vuelva a llenarse de agua.
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