El proyecto de la Comisión Nacional Forestal (Conafor), presentado en el año 2018, que buscaba preservar la planta del tlaxistle en la entidad tlaxcalteca quedó abandonado debido al poco interés de la ciudadanía.
Pretendía repoblar los campos tlaxcaltecas de aquella planta endémica y, de hecho, en la campaña lograron sembrar un total de 32 mil ejemplares, los cuales fueron cultivados en los viveros de la Conafor, pero no les dieron seguimiento.
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Especialistas en la materia recolectaron las semillas y seleccionaron las de mejor calidad para garantizar la mejora de le especie y su sobrevivencia, pues al ser plantas resistentes las sembraron en terrenos agrestes.
La mayoría fue colocada en el cerro El Ostol (también conocido como Ocxtol), ubicado en la localidad de Tizatlán, municipio de Tlaxcala, pues ahí sembraron alrededor de dos mil plantas, con ayuda de la población, pero al paso del tiempo quedaron en el olvido y muchas murieron.
El lugar fue elegido por el papel que juega la planta nativa en el desarrollo social, económico y artesanal de Tizatlán; sin embargo, no hubo compromiso de la gente para preservarla.
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En sitios rurales, la gente corta el arbusto y lo amarra para emplearlo como escoba, pero en Tizatlán le han dado un uso artesanal, lo cual también ha propiciado la depredación del mismo.
El gobierno del estado tenía la intención de reforestar las zonas semiáridas en Tlaxcala, sobre todo con especies endémicas como el tlaxistle, cuya imagen se ha convertido en un emblema para Tizatlán.
El programa fue desarrollado por la Conafor, pero por inquietud del gobierno del estado, fue por ello que en ese entonces la dependencia federal no lo implementó como parte de sus metas de reforestación.