El mote de “Cuna de la Nación” es una expresión ganada a pulso por Tlaxcala pues, debido a su cercanía con los conquistadores, aquí en nuestro territorio se dieron de forma natural las primeras expresiones de la unión cultural entre indígenas y españoles, una de ellas es el oficio de la fundición de campanas, pues en nuestro territorio se elaboró la primera de América Latina, en 1521.
Así lo constata la investigación que llevó a cabo El Sol de Tlaxcala, a través de información proporcionada por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y el testimonio de las tres familias que conservan esta actividad, desde sus antepasados, la cual surgió hace 503 años en la comunidad de El Rosario Ocotoxco, en el municipio de Yauhquemehcan.
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LA PRIMERA CAMPANA DE LATINOAMÉRICA
Tlaxcala es el territorio donde se elaboró la primera campana en América Latina, se trata de una pieza que se conserva en la iglesia del exconvento de la comunidad de Atlihuetzia, fechada en 1521; por lo tanto es posible inferir que fue en Tlaxcala donde surgió el oficio de campanero, en su acepción de fundición del metal para crear estas piezas.
De acuerdo con la antropóloga del INAH, Montserrat Rebollo Cruz, los conocimientos en fundición de metales se introdujeron en Mesoamérica con la llegada de los conquistadores y es en Tlaxcala donde se encuentran los registros etnográficos, como es la propia campana de Atlihuetzia.
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Incluso, no sólo existe la campana, pues también se conservan los restos de lo que fue el primer horno de fundición los cuales se ubican a un costado de este mismo exconvento, señala Montserrat Rebollo, quien forma parte del equipo del INAH que actualmente trabaja en el Plan de Salvaguardia Urgente. Proceso artesanal para la elaboración de campanas en la comunidad de El Rosario Ocotoxco, Yauhquemehcan, Tlaxcala.
PERDURAN TRES FAMILIAS ARTESANAS
A pesar de los cinco siglos que han transcurrido desde que surgió el oficio de campanero en El Rosario Ocotoxco, aún tres familias de la comunidad mantienen viva esta herencia; se trata de las familias Sánchez, Hernández y Chimal quienes, pese a lo complejo que resulta mantener una producción cien por ciento artesanal, siguen produciendo campanas con la calidad que las ha distinguido, pues las piezas que elaboraron sus antepasados siguen en función en los templos de la región.
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SÓLO EN TLAXCALA SE ELABORAN CAMPANAS DE FORMA ARTESANAL
De acuerdo con la especialista del INAH, lo que distingue a nuestro estado de otros lugares en el país donde se elaboran campanas es que sólo en la entidad el proceso conserva su cualidad artesanal, lo que significa el uso de hornos de barro construidos por los propios maestros campaneros, que son capaces de fundir el cobre, bronce y estaño a temperaturas de mil 200 grados centígrados sólo con el fuego producido por la madera.
Los artesanos son también los encargados de crear los moldes para las campanas a los que se les coloca grasa de res para desmoldarla adecuadamente para luego subirlas hasta a las torres de las iglesias sólo con la ayuda de cuerdas y la fuerza física, a pesar de tratarse de piezas con un peso de miles de kilos; a diferencia de los procesos industrializados en los que se ocupan hornos con tecnología moderna que usan gas o diésel, al igual que el apoyo de grúas para la colocación de las campanas en el campanario.
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La creación de una campana puede demorar hasta un mes o más, dependiendo del peso de la misma. De acuerdo con el maestro campanero Eduardo Sánchez García, la fundición de los metales para una campana de cuatro toneladas puede demorar hasta 40 horas. A lo que se suma lo laborioso de la confección de los moldes de barro.
CAMPANAS TLAXCALTECAS DE FAMA INTERNACIONAL
Debido a que en Tlaxcala inició la producción de campanas, la fama de la buena calidad de estas artesanías traspasó fronteras pues, de acuerdo con los líderes actuales de los talleres, han recibido pedidos de Guatemala, Cuba, Estados Unidos e incluso de países europeos como Francia y España. Y en cuanto al territorio nacional, las campanas de Ocotoxco han llegado a gran parte del país gracias a los encargos de las iglesias y parroquias, principalmente del centro y sur de México.
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El INAH ya trabaja en un mapa virtual para conocer el alcance geográfico de las campanas de Ocotoxco, a partir del análisis de los contratos que los talleres han guardado desde hace varios años, pues incluso algunos tienen una antigüedad de más de cien años.
UN OFICIO HEREDADO MÁS ALLÁ DE LOS TATARABUELOS
Como describimos líneas arriba, son tres talleres los que continúan creando estas piezas con los procesos de producción que heredaron de sus familiares a lo largo de los siglos, por lo que la línea de herencia va incluso más allá de los tatarabuelos de los actuales artesanos.
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El INAH reporta tres familias que permanecen en El Rosario Ocotoxco, por lo que El Sol de Tlaxcala se puso en contacto con Eduardo Sánchez García, Demetrio Hernández Nava, así como con Francisco Chimal Chimal y su hijo Dagmar Chimal Cabrera, quienes son los líderes de los tres talleres que se encuentran en esta localidad.
Todos ellos tienen en común ser herederos de un oficio que ha sido delegado a los hombres, no sólo por cuestiones de la fuerza física, también por las creencias de los ancestros quienes decían que la presencia de las mujeres en el momento de la fundición puede ocasionar que la campana no salga adecuadamente.
Esta creencia hizo que durante estos cinco siglos, el oficio de campanero haya relegado a las mujeres de la comunidad. Ejemplo de esta situación es el caso de Demetrio Hernández Nava quien aprendió a crear campanas gracias a su suegro, y de esta manera los conocimientos continuaron hasta la actualidad, y es ahora su hija Yanet Hernández García quien busca ser la primera campanera.
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UNA EXPRESIÓN CULTURAL EN RIESGO DE DESAPARECER
Los artesanos señalan que la producción artesanal de campanas en El Rosario Ocotoxco es una práctica que se encuentra en riesgo de desaparición principalmente por dos factores: la competencia en costos que representan los talleres industrializados lo que se suma a un mercado limitado, así como el hecho de que en la mayoría de los casos ya no existe una línea familiar que continúe con el legado, pues los hijos de estas familias han preferido dedicarse a otras profesiones.
Ante esta situación, desde el año pasado el INAH trabaja en el Plan de Salvaguardia Urgente. Proceso artesanal para la elaboración de campanas en la comunidad de El Rosario Ocotoxco, Yauhquemehcan, Tlaxcala, que en una primera etapa recopiló los testimonios de los campaneros para conocer sus necesidades y que de esta forma las instituciones públicas les brinden apoyo en cuestión de salud, seguridad, economía y promoción.
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Los artesanos buscan ser apoyados por las instituciones, pero sobre todo reconocidos como los precursores de este oficio de la fundición en México, hecho que hace única y especial a Tlaxcala.
La práctica está en riesgo de desaparecer por la competencia en los costos que representan los talleres industrializados y que en la mayoría de los casos ya no existe una línea familiar que continúe con el legado.
3 familias conservan esta actividad, desde sus antepasados, la cual surgió hace 503 años en El Rosario Ocotoxco, Yauhquemehcan.