Con sus respectivas variantes musicales, de coreografía y vestuario, las diferentes camadas de huehues son las que conforman la riqueza cultural del carnaval en Tlaxcala.
Yauhquemehcan, municipio de gran tradición carnavalesca, ha dejado huella en la entidad desde los atractivos atuendos de sus danzantes, los cuales han evolucionado a lo largo de la historia para conformar la que ahora es su fiesta popular más importante.
EL ORIGEN
El origen del carnaval en Yauhquemehcan es el mismo que en el resto de Tlaxcala, de acuerdo con David Chamorro Zarco, cronista municipal. Se trata de una danza popular que nació como una sátira hacia los bailes de salón que tenían los hacendados y la clase alta durante el siglo XVI.
En este municipio, las danzas eran sencillas y sus días de celebración eran únicamente el domingo, lunes y martes previos al Miércoles de Ceniza. Además, era una fiesta exclusivamente varonil. De hecho, a las mujeres ni siquiera se les permitía acercarse a las inmediaciones de las iglesias durante estos días.
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Lo anterior se mantuvo durante años, pues fue hasta principios de 1970 cuando las mujeres finalmente lograron una participación que, aunque limitada, les brindó la posibilidad de complementar la vistosidad de lo que hoy es “la fiesta de la carne”. Actualmente, la figura femenina es la que sostiene la tradición, pues las reinas que se eligen en cada una de las camadas representan la estética de la fiesta.
La música de los huehues de Yauhquemehcan adoptó, en un principio, elementos de la música francesa, popular durante la época porfiriana. El vals, la mazurca y el minueto son algunos de los ritmos que, a lo largo del tiempo, han evolucionado en cuanto a los instrumentos de ejecución. Si bien la armonía comenzó con guitarra, contrabajo y violín, en nuestros días son orquestas enteras las que amenizan estas danzas populares donde el color es fundamental.
VESTUARIO: SU DISTINTIVO
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Dado el origen de esta costumbre, es importante señalar que antes los danzantes no gozaban de gran poder adquisitivo, por lo que sus vestimentas no eran propiamente diseñadas para la ocasión.
“Los trajes eran meras ropas campesinas y se disfrazaban con lo que podían. Fue hasta la década de 1950 cuando comenzaron a utilizar máscaras de cartón comprimido y se hacían coronas con varitas que encontraban en el campo y las adornaban con papel de china”, explicó.
En 1980, al mejorar la condición económica en la comunidad, se incorporaron nuevos materiales en la confección de atuendos. Las telas de satín y las coronas con espejos, por ejemplo, dieron paso al singular traje de este municipio.
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La actual vestimenta de los huehues de Yauhquemehcan adoptó por completo un estilo español. En el caso de los hombres, utilizan pantalón corto y chaquetín largo, ambos en tela de terciopelo multicolor, complementado con pechera, guantes, mallas y botines. Las mujeres, por su parte, suelen utilizar chaleco y falda o vestido de una sola pieza con el mismo tipo de tela.
A pesar de esa evolución en cuanto al vestido clásico, lo interesante no es el traje, apunta el cronista, sino todo el adorno que los danzantes aplican con chaquira, lentejuela, canutillo, cascabeles y diversa pedrería.
Los huehues mandan a confeccionar su traje en terciopelo, pero después de ese momento para la gran mayoría de ellos viene el trabajo de bordar, pegar y aplicar la pedrería que acabará por confeccionar un producto exquisito, una verdadera obra de arte
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Para los protagonistas del carnaval, no se trata de días ni semanas. Son meses enteros dedicados a elaborar las prendas con las que darán vida a esta tradición, pues cabe destacar que cada uno de ellos cuenta una historia a partir de ese trabajo.
De las más de 20 camadas registradas en Yauhquemehcan, la mayoría ha optado por rescatar y exaltar las figuras con evocaciones al México prehispánico. Entre ellas es común ver códices, grecas, dioses y motivos relacionados con la cosmovisión antigua.
Las máscaras de huehue que son utilizadas de forma mordaz para representar los rasgos de los españoles son, en mayor medida, provenientes de la localidad de Tlatempan, situada en Apetatitlán.
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Entre los detalles más finos está la incrustación de ojos de vidrio de color azul, verde, café o lila. También se añaden pestañas de pelo humano o de animal. Los lunares, además, son abultados. Los párpados se cierran y abren casi siempre. En cuanto a las facciones del rostro son alegres, con amplias sonrisas que muestran dientes de hueso de animal con uno que resalta en color oro.
Otra de las singularidades que hace al municipio el “lugar del vestido de pericón”, es el acompañamiento de los majestuosos penachos que contienen entre 200 y 300 plumas, con un peso superior a los ocho kilogramos.
Inspirados en las fotos que se conservan del penacho de Moctezuma, los historiadores aseguran que estos tocados tienen origen prehispánico. Esta artesanía hecha de plumas de quetzal y otras aves montadas sobre una base de oro y piedras preciosas, que se encuentra en el Museo Antropológico de Viena, es inspiración hasta nuestros días para conformar los costosos complementos del traje que han representado a Tlaxcala en diferentes eventos de talla nacional y mundial.
Con el paso del tiempo, se han tenido que diseñar complejas estructuras para dar forma a la plumería fina que, en ocasiones, es importada de aves exóticas como el faisán dorado y el cóndor. Por esa razón, un solo traje de huehue puede llegar a costar hasta 130 mil pesos.
La inversión económica, de tiempo y esfuerzo es nadería para los danzantes, pues en palabras del cronista “esta fiesta irradia alegría a las comunidades, quienes detienen todo para contar las horas que faltan para iniciar anualmente la fiesta más importante de Yauhquemehcan”.
REFERENTE DE TLAXCALA
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Por su vistosidad, el carnaval de este municipio se ha convertido en un referente del folclor estatal. La camada de San Francisco Tlacuilohcan, por ejemplo, se ha presentado en Corea del Sur, Estados Unidos, Francia, Alemania, entre otros países europeos, dentro de encuentros internacionales para representar el arte mexicano.
De hecho, también fue la elegida por el cantante Carlos Rivera para plasmar nuestra cultura en el famoso videoclip que acompaña su canción “Regrésame mi corazón”, así como tema “Te soñé, Tlaxcala”, que ha servido desde el año 2022 para promocionar turísticamente los atractivos de la entidad.
A estos logros se suma el de la camada “San Dionisio Centro”, que en 2010 recibió la distinción para integrar el contingente tlaxcalteca dentro del magno Desfile del Bicentenario, que tuvo como objetivo plasmar la multiculturalidad que tiene nuestro país.
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Por mencionar su último triunfo, este año la camada “El Rosario Ocotoxco” se coronó vencedora en el segundo concurso estatal de camadas realizado en la llamada “capital del carnaval” de Tlaxcala, Contla de Juan Cuamatzi.
- Un solo traje de huehue de Yauhquemehcan puede llegar a costar hasta $130 mil.