Ser restaurador de Niños Dios es darles una nueva vida a estas imágenes. No solo eso, es también una forma de llevar a la realidad la fe y esperanza de familias tlaxcaltecas, expresó Juan Carlos Iniesta González.
A sus 43 años de edad, ha dedicado más de 35 al trabajo de restaurar Niños Dios y crear imágenes tradicionales de un nacimiento de Jesús, pues este oficio lo heredó de su padre y familiares.
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Don Carlos, como la mayoría de la gente lo conoce, es originario de Santiago Acatlán, comunidad considerada “la cuna de nacimientos navideños”, en el municipio de Tepeaca, estado de Puebla.
Sin embargo, su oficio lo convirtió en un comerciante de temporada del municipio de Chiautempan, ya que año con año participa en el mercado del Niño Dios, que se ubica en el Parque Hidalgo.
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Desde los 8 años, Carlos Iniesta agarró el gusto de arreglar Niños Dios. Conforme pasaron los años ha perfeccionado su técnica, pero igual incrementado su fe, pues sabe que los católicos le confían una parte sagrada de su vida.
A lo largo de su trayectoria como restaurador, califica como bueno todo lo vivido y lo que le ha dejado este oficio, pues “gracias a Dios no nos falta nada en mi familia, mucho menos el trabajo.
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En entrevista, explicó que los tlaxcaltecas le tienen mucho amor a sus imágenes de Niño Dios, ya que en sus bebés guardan diferentes historias, por muy extrañas que sean son ciertas.
En vísperas del Día de La Candelaria, este artesano y su familia ya trabajan desde el 23 de enero en la reparación de imágenes. Para ellos no hay límites, dicen, pues su fe los hace cumplir su trabajo, por muy complicado que sea.
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