“Aunque algunos trabajadores de la construcción consideren a la Santa Cruz como un amuleto hay otros que saben que no es un trofeo, sino el instrumento de quien el hijo de Dios se vale para enseñarnos esa relación con nuestro Padre celestial”, indicó Donato Zempoalteca Briones, párroco de Santa Cruz Tlaxcala.
Cuando este tres de mayo los albañiles festejan su día, dijo el sacerdote, “se olvidan de que esta mística es homenaje a ellos, es una manifestación de alegría”.
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Empero, precisó que en nuestro ambiente, no hay alegría si no hay comida y cuando los albañiles celebran a la Santa Cruz, este día hay carnitas, tamales, cerveza y pulque.
“El alimento es la forma que Dios concede la vida del ser humano, en muchas ocasiones puede olvidarse y nos quedamos con se puso la cruz, las flores y vamos a disfrutar lo que hay, la comida, pero lamentablemente pueden olvidarse de la mística, el alimento es alimento alegre, es vida, pero no vida cualquiera, sino una vida feliz”, detalló.
El clérigo explicó que las dos líneas perpendiculares de la cruz hablan de unidad entre el ser humano con Dios, pero sobre todo con los seres humanos, “esta enseñanza es lo máximo, porque el Señor nos enseña a amar a los enemigos”, dijo.
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“Una afirmación que el Señor hace muy puntual, cuando lava a sus discípulos sus pies, dice: ustedes me dicen maestro y señor, y tienen razón porque lo soy, pues si yo que soy su maestro y señor les estoy lavando los pies, es para que ustedes se laven los pies unos a los otros… ejemplo les he dado”, narró el padre Donato Zempoalteca.
Por ello, recordó que la vida es la unidad y la muerte es la separación, “cuando estamos hablando de esto, el Señor nos pone como característica a sus discípulos, a los que creemos en Él nos conocerán como sus discípulos porque quieren hacerse el bien los unos a los otros”, finalizó.
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