La tradicional fiesta de “La Trecena” se realiza en el centenario barrio de San Antonio, al poniente de la Heroica, Histórica y Monumental Real Ciudad de San Luis Huamantla de Juárez, donde los lugareños aseguran que el templo esta edificado sobre asentamientos otomíes donde celebraban a sus deidades, por ello los religiosos de aquel tiempo usaron las similitudes de las antiguas creencias que se fundieron con el nuevo culto.
No se tiene registros que indiquen la fecha exacta del inicio de “La trecena”, pero es en el ocaso del siglo XIX (1875) donde dejan de ser solo una celebración religiosa y se convierte en una convivencia en el que participaban no solo los miembros de las clases privilegiadas, pues era obligatoria la asistencia del Gobernador del Estado, Prefectos Políticos, Jefes Militares, ricos hacendados y terratenientes junto a la jerarquía católica, también “el pueblo” para convivir en la Plaza Principal al finalizar el rosario.
Al paso del tiempo, “La Trecena” cobra un mayor auge al celebrarse bailes amenizados por la banda local y nutridos banquetes, donde la alegría de la fiesta era alentada por el pulque curado. Se cuenta que la fuente del lugar se llenaba con ésta bebida espirituosa, y sobre todo porque esta tertulia era un oportunidad de perder la soltería al conocer a la futura pareja, pues entre los católicos se acude a San Antonio, para que conceda la gracia de hallar novio o novia para contraer matrimonio.
Un santo casamentero... Dicen algunas coplas: San Antonio Bendito, ramo de flores, a las descoloridas, dales colores (Es decir, que San Antonio conceda a las jóvenes la belleza necesaria para poder hallar quien se enamore de ellas).
También hay un cantar: San Antonio bendito, dame un marido, que no fume ni beba vino.
No se conoce el origen ni el motivo de esta devoción antoniana. Quizá San Antonio, con su lirio en la mano y con su atractiva juventud, despierte en los jóvenes el deseo de encomendarse a él, y la confianza de que ha de ser su protector hasta que logren un acomodo en la vida, también es tradicional juntar 13 monedas regaladas para ofrendarlas o simplemente poner de cabeza al santo.
El Templo donde se venera al milagroso santo es una pequeña construcción del siglo XVII, decorada con retablos y pinturas que dan fe de los milagros del santo, con la imagen principal de San Antonio en el nicho del retablo principal de la capilla de estilo neoclásico y barroco.
En la actualidad, excepto el año pasado y éste, los festejos han sido suspendidos por la emergencia sanitaria provocada por la pandemia del Covid-19; las festividades religiosas incluyen oficios, maitines, rosarios y un procesión el día 13 y todas las noches verbena popular amenizadas por grupos musicales y venta de antojitos mexicanos; organizadas por comisiones formadas por lugareños y personalidades distinguidas, así tenemos que para los trece días y una octava (celebración una semana después de la fiesta principal) corresponde a los miembros del ayuntamiento local, políticos, empresarios, comerciantes y personalidades distinguidas, junto con la mayordomía encargada de las celebraciones religiosas, todos con el solo fin de armonizar una convivencia en torno al santo patrón, San Antonio.
- “También hay un cantar: San Antonio bendito, dame un marido, que no fume ni beba vino”
- Al paso del tiempo, “La Trecena” cobra un mayor auge al celebrarse bailes amenizados por la banda local y nutridos banquetes, donde la alegría de la fiesta era alentada por el pulque curado.
*Secretario de la Comisión de Honor y Justicia de la Federación de Asociaciones de Cronistas Mexicanos, A.C., secretario y socio fundador del Consejo de Cronistas del Estado de Tlaxcala, A.C.