Ayer tres de mayo, Día de la Santa Cruz, los hombres de la “cuchara grande” celebraron la hora de la comida con una gastronomía a base de mole, carnitas, mixiotes de borrego y frijoles charros, así como pulque, tequila y cerveza. En algunos lugares hasta mariachis llegaron al festejo que conmemora la labor de los trabajadores de la construcción.

Elder Lima Vázquez, originario de Panotla, compartió para este Diario que de los 43 años que tiene la mitad los ha dedicado a la construcción. Años que ha visto cómo los precios de los materiales se van encareciendo.

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“Hace poco, el acero era barato, me tocaba construir hasta tres casas en un año, ahora es más difícil y sólo trabajamos para subsistir”, expresó en entrevista.

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Este trabajo es de riesgo, te expones a todo. Por la mañana, el frío y por la tarde, el calor. El polvo de la cal y el ruido de las cortadoras eléctricas; lo más difícil es trabajar en lo alto.

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También, comentó que se debe trabajar concentrado en el uso de la herramienta como mazos, martillos, amarradores, pinzas, picos o cucharas, pues un error puede ser de graves consecuencias.

Dijo que antes se podía hacer “san lunes”, pero ahora es difícil por la situación económica que se vive.

Lima Vázquez, una persona de complexión ligera, trepa con facilidad un andamio metálico para realizar un colado. Primero lo pone a nivel con una plomada, luego utiliza una cuchara ligera de la marca Bellota -son contadas las que quedan en el mercado- para esparcir la mezcla de cemento, entre una cubierta redonda a base de cartón comprimido.

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Son las últimas tareas previo al Día del Albañil o de la Santa Cruz que realiza este constructor. “En este trabajo se ocupa más de maña que de fuerza, te apasionas cuando te gusta”, señaló.

Mientras tanto, Bryan, hijo del albañil, intenta aplicar fuerza para romper el concreto con el uso de una barreta antigua de dos filos. Es chalán, pero tiene ganas de aprender el oficio.