La mañana de ayer lunes 10 de junio, la población de San Antonio Cuaxomulco recordó a sus Mártires de 1915 que perdieron la vida tras un hecho revolucionario que enlutó al municipio.
Ahí, el cronista honorario, Secundino Pérez Montiel, narró el trágico suceso donde 27 personas, incluidos el párroco José María Barbosa y el sacristán Benito Ramos, fueron acribillados por rebeldes revolucionarios. Lo anterior, debido a la diferencia de ideales que surgió durante la etapa de resistencia, a dos años de la consumación de la Revolución Mexicana.
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Ante esto, dijo el narrador del tiempo, algunos pueblos circunvecinos, como San Cosme Xaloztoc, aún existía rivalidad con Cuaxomulco, y tras enterarse de que 100 hombres armados se preparaban para salir, invadieron el pueblo y causaron temor entre la población.
De esta manera, la historia narra este suceso insurrecto como el Sitio del Centro, debido a que los ciudadanos quedaron en medio del conflicto armado.
Así que, en ese tiempo, no tuvieron otra salida que huir de sus casas para resguardarse entre las barrancas del cerro Cuataplanga, que significa cabeza partida.
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No solo los rebeldes profanaron la iglesia, relató el cronista, sino también cometieron actos de rapiña en los hogares de las familias de Cuaxomulco, que entre su paso se toparon con el sacerdote y su ayudante, a quienes les quitaron sus zapatos y los llevaron descalzos, para después asesinarlos cruelmente.
Empero, dijo Secundino Pérez, avanzaron hasta el Cuatlapanga para cometer el más “cruel y ruin sacrificio” de pobladores inocentes.
Durante el acto cívico realizado en el monumento a los Niños Héroes, que desde ayer cuenta con una placa conmemorativa en honor a los Mártires de 1915, estuvo presidida por autoridades municipales, así como la presencia de alumnos de la telesecundaria “Mártires de 1915” e infantes del jardín de niños “Brígida Alfaro”.
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El cerro del Cuatlapanga cuenta con varias leyendas, una de ellas narra que existen campanas de oro puro enterradas desde los tiempos de la Revolución.