La Soledad, una de las cuatro comunidades pertenecientes a Tequexquitla, registra 30 días con una temperatura de cero grados Celsius y la población ya lo resiente.

En este lugar de unos 700 habitantes, al mediodía de las últimas semanas del otoño el viento es gélido.

Este pueblo, enclavado en el oriente de Tlaxcala, tiene muy pocas escuelas: un preescolar, una primaria y una secundaria del Consejo Nacional de Fomento Educativo.

Así que la mayoría de la población emigra a otros lugares a estudiar y, luego, a trabajar para obtener ingresos para el sustento familiar.

En esta comunidad, los únicos que reciben una pensión del gobierno de la República son los mayores de 68 años, amén de que quitaron las becas del extinto Oportunidades.

Y durante los días gélidos, la pobreza se hace más notoria pues la helada del pasado dos de octubre acabó con las cosechas que todavía no eran levantadas.

Los hombres se dedican al cultivo de la tierra, pero por ahora están desempleados ya que sus parcelas son de temporal. Los más jóvenes (hombres y mujeres) han regresado a las fábricas del corredor industrial de Huamantla, tras la pandemia del nuevo coronavirus.

Y doña Fabiola Fernández sueña con ingresar al programa Jóvenes Construyendo el Futuro, pues tiene una panadería. Mientras acompaña al Centro de Salud a su hija y su nieto, refiere que han padecido hambre pues no hay trabajo en la región.

Y comenta que “La Soledad es un pueblo olvidado por las autoridades pues no han llegado los programas de asistencia social”.

• Durante los días gélidos, la pobreza se hace más notoria pues la helada del pasado dos de octubre acabó con las cosechas que todavía no eran levantadas.

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