La policía de Calpulalpan no siguió los protocolos establecidos de detención una vez que aprehendió a un ciudadano de la colonia Belén que a la postre se quitó la vida, admitió el regidor de Seguridad, Vialidad y Transporte, Juan Mauricio Hernández Cabrera.
Precisó que el deceso de Jesús N., alias “la Barbi”, de 33 años de edad, se dio al interior de los separos municipales, pues fue acusado de drogarse en la zona conocida como La Glorieta e intentar tocar las partes íntimas de una joven.
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Narró que la intención de los policías, contratados por el alcalde Edgar Peña Nájera, fue que cumpliera sus 36 horas de arresto, pero le dejaron un objeto con el que pudo quitarse la vida, una chamarra café, que amarró en los barrotes de la celda para colgarse.
Aceptó que los uniformados dejaron solo al detenido durante unos minutos y cuando regresaron a la corporación policiaca ya se había quitado la vida, lo cual representa una omisión en el proceso de aseguramiento.
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El regidor aseveró que el policía encargado de la vigilancia de nombre Pablo N,. contaminó la escena del hecho al descolgar el cuerpo inerte para aplicarle maniobras de Reanimación Cardiopulmonar (RCP), pero sus intentos fueron en vano, ya no respondió favorablemente.
Aseguró que las grabaciones de la cámara de seguridad que se encuentran al interior de los separos, dan cuenta que el sujeto golpeó a una de ellas y la rompió para que no fuera grabado. Los videos fueron proporcionados a la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE), la cual investiga los hechos.
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Por otro lado, admitió que solicitará una sanción en contra del Comisario de Seguridad, Erick Zavala Arauz pues son situaciones bastantes delicadas las que están sucediendo aquí en el municipio, por eso creo que debemos hablar duramente con él, pero pasando la feria.
Insistió en que los uniformados le dejaron la chamarra para que el ahora occiso no tuviera frío durante la noche, ya que solo portaba “una camisetita y si no le procurábamos abrigo al interior de la celda, también podía morir de hipotermia”.
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En cuanto a las inconformidades de los familiares, Hernández Cabrera culpó a la funeraria que prestó los servicios, pues retardó el aviso de que ya tenía el cuerpo sin vida y ya lo trasladaban.
Luego, resaltó que gracias a la presión de la familia la PGJE entregó el cuerpo en un lapso no mayor a las 24 horas, cuando las necropsias tardan hasta dos días, dependiendo de cada caso.
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