/ domingo 11 de julio de 2021

San Mateo Ayecac, Tepetitla nuevo "rey" de la mezclilla

Surte al sureste mexicano 100 mil piezas de pantalón en primavera y verano

La “capital del pantalón de mezclilla”, que abastece al tianguis de Texmelucan, el más grande de América Latina, es un poblado de unos cuatro mil habitantes, ubicado en una de las regiones más contaminadas de México.

Se trata de San Mateo Ayecac, en Tepetitla de Lardizábal, que alcanzó el desarrollo con líneas a la moda de jean.

Es el centro de operaciones de ocho comunidades de Puebla y Tlaxcala, en un negocio que mueve 100 mil piezas a la semana, unos 100 millones de pesos mensuales.

El empresario Kamel Nacif, conocido como el “rey de la mezclilla”, alcanzó a producir tres millones de metros de mezclilla al mes, dijo en 2012 Juan Quintana Moreno, entonces presidente de la Cámara de la Industria Textil en la región Puebla-Tlaxcala.

CLONAN ROPA DE MARCA

Cientos de obreros aprendieron los secretos de la maquila en la textilera Tarrant Apparel Group de Ixtacuixtla, una de las 20 firmas propiedad del empresario de origen libanés.

La localidad alcanzó el desarrollo con líneas a la moda de jeans. | Tomás Baños

La confección y diseño de marcas de renombre fue clonado literalmente en un abrir y cerrar de ojos. Nadie hubiera imaginado el desarrollo que ha tenido este pueblo al imitar el proyecto del empresario que tuvo un enfrentamiento legal con la periodista Lydia María Cacho Ribeiro.

Así, donde antes había tierras de cultivo de maíz y hortalizas, hoy se habla del diseño, trazo, lavado, confeccionado, etiquetado y venta de pantalón largo y corto con tela asiática.

Donde antes era un pueblo marginado, hoy hay inversiones de empresarios mexicanos y chinos. Lo que antes era maquila para industriales de la Ciudad de México terminó con 200 talleres domésticos con máquinas industriales y modernos sistemas de lavado que dan el acabado final a la tela; modernas casas, tiendas y bodegas de venta de tela, camionetas y vehículos nuevos.

Foto: Tomás Baños

CONFECCIÓN DE PANA Y GABARDINA

En la década de los ochenta, las familias Meza, Arroyo, Ramírez y Pérez fueron pioneras en maquilar tela de gabardina, pana y mezclilla de 14 onzas, pues no ocupaba proceso de lavado. La comunidad influenciada por la Iglesia católica se dedicaba a la maquila, no había lavanderías y la gente suavizaba la tela con agua caliente en lavaderos domésticos; era común observar en cada casa que los tendederos estaban llenos de pantalón. El pueblo se dedicaba a la maquila.

En 1994, cuando el peso se devaluó, la población de Ayecac comenzó a invertir en materia prima, con las ventas de pantalón en el tianguis de San Martín Texmelucan, Puebla. Las ganancias permitieron a los jefes de familia subsistir y enviar a sus hijos a estudiar a la preparatoria Gabino A. Palma al municipio de Panotla y universidades de Puebla y Tlaxcala.

Ahora, en San Mateo hay más talleres textileros y lavanderías de procesado de las líneas de pantalón y empresas dedicadas a la venta de tela asiática, que maquiladores. Ahora, todos mandan y llevan su trabajo a confeccionar; la mano de obra proviene de otros pueblos.

El taller de la familia Pérez Zúñiga en Ayecac. | Tomás Baños

ESPERANZA: SOSTENER A SU FAMILIA

La esperanza de que sí se puede vivir de este negocio es tan real como la contaminación que generan las lavanderías de mezclilla a los ríos Atoyac y Zahuapan. En medio del debate entre lo global y lo local, la industria mezclillera vive un sueño del que no quiere despertar. La respuesta quizás está en un refrán no popular que se escucha en el tianguis de Texmelucan: "la mezclilla, asiática, el gran negocio de los tlaxcaltecas".

EL APUNTE

Cientos de obreros aprendieron los secretos de la maquila en la textilera Tarrant Apparel Group de Ixtacuixtla, una de las 20 firmas propiedad del empresario de origen libanés.

Es el centro de operaciones de ocho comunidades de Puebla y Tlaxcala, en un negocio que mueve 100 mil piezas a la semana, unos 100 millones de pesos mensuales.

Atrapados en el coronavirus

El Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) no tiene ningún empleado registrado. Aquí, desde un taller familiar, hasta una de las 30 lavanderías que operan sin permiso de la Conagua evaden los impuestos. De hecho, algunos lo hicieron ante el IMSS y ante la SHyCP, pero cuando fueron emplazados y multados se dieron de baja.

Por eso, sus ahorros han sido para el pago de espacios en el tianguis de los martes y para los líderes que ahí operan. Los pioneros de la pana y la mezclilla, que se adentraron en remotas comunidades para generar empleo a pesar del daño al ambiente, hoy tienen una extraña sensación de responsabilidad de imitar lo que está de moda en la ropa.

A pesar de la pandemia tuvieron bonanza jamás vista. Para algunos, el precio fue mayor, maquileros que se quedaron atrapados en la enfermedad viral, pues por el trabajo cotidiano en las máquinas overlock, sus pulmones no resistieron.

Gerardo Meza, de químico a fabricante

Gerardo Meza, originario de Ayecac, en cuanto se recibió como ingeniero químico por la Universidad Autónoma de Puebla, no tuvo alternativas. Al no encontrar empleo de aprendiz como profesionista, siguió el camino de su padre, don Rodolfo Meza.

“Hay tres clases de mezclilla, pero la de mejor calidad tiene más algodón, los chinos mandan en este mercado”, explica en entrevista.

Gerardo inició desde abajo, pues antes intentó ingresar a Amway de México, una empresa de mercadeo múltiple, pero fracasó. Luego, con el respaldo de su esposa y sus hijos Samuel y Montserrat. Al crecer la familia, el negocio se multiplica con Edgardo López, Dulce y Miguel, el más pequeño de la familia. Hoy, comercia 200 pantalones originales a la semana. Para hombre la marca Pado y para dama Veros Jean.

Confeccionan pantalón largo, short y pesquero para infantes y adultos “desde la primavera y verano se vende como pan caliente para el sur de México”. Patricia recuerda que dieron de alta su taller ante la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, solo que hubo rachas de bajas ventas y “estuvimos a punto de quebrar, pero nos reinventamos y las ventas van mejorando”.

-¿Cómo les va en el negocio?

- “Hay que sufrir para merecer, hasta asaltos y robos en el tianguis, los empresarios de la Ciudad de México nos chingaron pues pagaban a bajo precio la maquila, pero hoy todo cambió”, resume Gerardo Meza.


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La “capital del pantalón de mezclilla”, que abastece al tianguis de Texmelucan, el más grande de América Latina, es un poblado de unos cuatro mil habitantes, ubicado en una de las regiones más contaminadas de México.

Se trata de San Mateo Ayecac, en Tepetitla de Lardizábal, que alcanzó el desarrollo con líneas a la moda de jean.

Es el centro de operaciones de ocho comunidades de Puebla y Tlaxcala, en un negocio que mueve 100 mil piezas a la semana, unos 100 millones de pesos mensuales.

El empresario Kamel Nacif, conocido como el “rey de la mezclilla”, alcanzó a producir tres millones de metros de mezclilla al mes, dijo en 2012 Juan Quintana Moreno, entonces presidente de la Cámara de la Industria Textil en la región Puebla-Tlaxcala.

CLONAN ROPA DE MARCA

Cientos de obreros aprendieron los secretos de la maquila en la textilera Tarrant Apparel Group de Ixtacuixtla, una de las 20 firmas propiedad del empresario de origen libanés.

La localidad alcanzó el desarrollo con líneas a la moda de jeans. | Tomás Baños

La confección y diseño de marcas de renombre fue clonado literalmente en un abrir y cerrar de ojos. Nadie hubiera imaginado el desarrollo que ha tenido este pueblo al imitar el proyecto del empresario que tuvo un enfrentamiento legal con la periodista Lydia María Cacho Ribeiro.

Así, donde antes había tierras de cultivo de maíz y hortalizas, hoy se habla del diseño, trazo, lavado, confeccionado, etiquetado y venta de pantalón largo y corto con tela asiática.

Donde antes era un pueblo marginado, hoy hay inversiones de empresarios mexicanos y chinos. Lo que antes era maquila para industriales de la Ciudad de México terminó con 200 talleres domésticos con máquinas industriales y modernos sistemas de lavado que dan el acabado final a la tela; modernas casas, tiendas y bodegas de venta de tela, camionetas y vehículos nuevos.

Foto: Tomás Baños

CONFECCIÓN DE PANA Y GABARDINA

En la década de los ochenta, las familias Meza, Arroyo, Ramírez y Pérez fueron pioneras en maquilar tela de gabardina, pana y mezclilla de 14 onzas, pues no ocupaba proceso de lavado. La comunidad influenciada por la Iglesia católica se dedicaba a la maquila, no había lavanderías y la gente suavizaba la tela con agua caliente en lavaderos domésticos; era común observar en cada casa que los tendederos estaban llenos de pantalón. El pueblo se dedicaba a la maquila.

En 1994, cuando el peso se devaluó, la población de Ayecac comenzó a invertir en materia prima, con las ventas de pantalón en el tianguis de San Martín Texmelucan, Puebla. Las ganancias permitieron a los jefes de familia subsistir y enviar a sus hijos a estudiar a la preparatoria Gabino A. Palma al municipio de Panotla y universidades de Puebla y Tlaxcala.

Ahora, en San Mateo hay más talleres textileros y lavanderías de procesado de las líneas de pantalón y empresas dedicadas a la venta de tela asiática, que maquiladores. Ahora, todos mandan y llevan su trabajo a confeccionar; la mano de obra proviene de otros pueblos.

El taller de la familia Pérez Zúñiga en Ayecac. | Tomás Baños

ESPERANZA: SOSTENER A SU FAMILIA

La esperanza de que sí se puede vivir de este negocio es tan real como la contaminación que generan las lavanderías de mezclilla a los ríos Atoyac y Zahuapan. En medio del debate entre lo global y lo local, la industria mezclillera vive un sueño del que no quiere despertar. La respuesta quizás está en un refrán no popular que se escucha en el tianguis de Texmelucan: "la mezclilla, asiática, el gran negocio de los tlaxcaltecas".

EL APUNTE

Cientos de obreros aprendieron los secretos de la maquila en la textilera Tarrant Apparel Group de Ixtacuixtla, una de las 20 firmas propiedad del empresario de origen libanés.

Es el centro de operaciones de ocho comunidades de Puebla y Tlaxcala, en un negocio que mueve 100 mil piezas a la semana, unos 100 millones de pesos mensuales.

Atrapados en el coronavirus

El Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) no tiene ningún empleado registrado. Aquí, desde un taller familiar, hasta una de las 30 lavanderías que operan sin permiso de la Conagua evaden los impuestos. De hecho, algunos lo hicieron ante el IMSS y ante la SHyCP, pero cuando fueron emplazados y multados se dieron de baja.

Por eso, sus ahorros han sido para el pago de espacios en el tianguis de los martes y para los líderes que ahí operan. Los pioneros de la pana y la mezclilla, que se adentraron en remotas comunidades para generar empleo a pesar del daño al ambiente, hoy tienen una extraña sensación de responsabilidad de imitar lo que está de moda en la ropa.

A pesar de la pandemia tuvieron bonanza jamás vista. Para algunos, el precio fue mayor, maquileros que se quedaron atrapados en la enfermedad viral, pues por el trabajo cotidiano en las máquinas overlock, sus pulmones no resistieron.

Gerardo Meza, de químico a fabricante

Gerardo Meza, originario de Ayecac, en cuanto se recibió como ingeniero químico por la Universidad Autónoma de Puebla, no tuvo alternativas. Al no encontrar empleo de aprendiz como profesionista, siguió el camino de su padre, don Rodolfo Meza.

“Hay tres clases de mezclilla, pero la de mejor calidad tiene más algodón, los chinos mandan en este mercado”, explica en entrevista.

Gerardo inició desde abajo, pues antes intentó ingresar a Amway de México, una empresa de mercadeo múltiple, pero fracasó. Luego, con el respaldo de su esposa y sus hijos Samuel y Montserrat. Al crecer la familia, el negocio se multiplica con Edgardo López, Dulce y Miguel, el más pequeño de la familia. Hoy, comercia 200 pantalones originales a la semana. Para hombre la marca Pado y para dama Veros Jean.

Confeccionan pantalón largo, short y pesquero para infantes y adultos “desde la primavera y verano se vende como pan caliente para el sur de México”. Patricia recuerda que dieron de alta su taller ante la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, solo que hubo rachas de bajas ventas y “estuvimos a punto de quebrar, pero nos reinventamos y las ventas van mejorando”.

-¿Cómo les va en el negocio?

- “Hay que sufrir para merecer, hasta asaltos y robos en el tianguis, los empresarios de la Ciudad de México nos chingaron pues pagaban a bajo precio la maquila, pero hoy todo cambió”, resume Gerardo Meza.


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