En Tlaxcala unas 380 hectáreas de agua almacenada en jagüeyes, zanjas, canales, ríos, lagunas y represas han desaparecido en 10 años, estima la Comisión Nacional del Agua (Conagua).
La fauna y flora silvestre en las inmediaciones a los cuerpos de agua se desplazó a otros ecosistemas, pero reptiles, anfibios y peces murieron al no existir el suficiente líquido.
Mamíferos y aves que solían cazar durante la noche como zarigüeyas, tlacuaches y búhos, ahora buscan alimento de día.
Otras plantas de extensas hojas que florecen durante el invierno, aprovechan el humedal y surgen de construcciones de asfalto.
A propósito del Día Mundial de los Humedales que se conmemora cada dos de febrero desde 1997, el exhorto a la población es cuidar el agua y captar la de lluvia para utilizarla en la producción de alimentos.
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Hasta el verano de 2014, las 16 represas que monitorea la Conagua eran desfogadas porque, al alcanzar el 100 % de su nivel de llenado, representaban un riesgo para la población.
La inspección de los embalses era puntual a cargo de personal de esa dependencia, en las presas Mariano Matamoros y Atlangatepec, porque en las inmediaciones habita un importante número de pobladores.
Ahora, después de una década, no se desperdicia el agua pluvial almacenada ni se desfoga. Aun así, la sequía recurrente, la evaporación, el uso en la agricultura y ganadería, han disminuido drásticamente sus niveles, de acuerdo con reportes del organismo meteorológico.
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Y esto se refleja con sequías en jagüeyes, ríos, zanjas, canales, lagunas y represas de menor tamaño.
CAMBIO CLIMÁTICO
La irregular temporada de lluvias de la que se tiene registro desde hace dos lustros impacta negativamente, pues todo está seco.
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La presa Atlangatepec, la más grande de Tlaxcala, disminuyó el espejo de agua de mil 90 a 760 hectáreas, es decir, tiene un 54.5 % de llenado. Han desaparecido 330 hectáreas de agua superficial.