La comunidad yumhu, del municipio tlaxcalteca San Juan Ixtenco, en voz de su presidente municipal, Renato Sánchez Rojas, se rebeló ante el olvido de los pueblos indígenas.
Lo anterior, durante la clausura del Segundo Encuentro Otomí que finalizó este domingo por la noche.
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Hoy estamos aquí para demostrar que podemos actuar con autonomía, estamos aquí como una forma de resistencia, de rebeldía que versa que contra del olvido, la memoria, contra la humillación y el desprecio, la dignidad insurrecta, porque deben saber todos que somos cultura viva, memoria imborrable, dijo el alcalde.
Además, fue contundente: “No somos objetos ornamentales, piezas de exhibición; somos los guardianes de la tierra y la memoria que siguen reivindicando su lugar en la historia”.
Y es que durante tres días, desde el pasado seis de enero, el último bastión de la cultura y lengua otomí, San Juan Ixtenco, fue sede de la unión de pueblos indígenas de diferentes partes del país, como del Estado de México, Puebla, Querétaro, Guanajuato, entre otros.
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De este modo, el presidente municipal indicó que es necesario “hacernos aparecer, nos juntamos de buena voluntad, no para enriquecernos, no para alimentar la soberbia de los gobernantes, no para proyectar personajes… estamos aquí para comprometernos y mostrar a las nuevas generaciones, el valor cultural de los pueblos ancestrales”.
Así, durante el último día de eventos, diferentes comunidades indígenas tuvieron participación, para mostrar parte de su riqueza cultural.
Tal fue el caso del grupo Tunditos de música de viento y la representación alabancera de una tradición otomí por parte de los integrantes de la delegación del municipio de Dr. Mora, Guanajuato.
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También, los adultos mayores del municipio de Contla de Juan Cuamatzi presentaron el baile Xochipitzahuatl, mientras que de Yauhquemehcan estuvo la camada de huehues, entre otras presentaciones del folclor tlaxcalteca.
En entrevista con El Sol de Tlaxcala, el munícipe Renato Sánchez reprodujo las palabras que ofreció en el arranque del Encuentro Nacional y mencionó que para los indígenas, “la felicidad no es sonreír, sino creer, creer que es posible construir un mejor lugar, uno más justo, más humano, más cercano a nuestro corazón, creer, que, aunque pase el tiempo nuestra cosmovisión seguirá viva en las generaciones futuras, ya lejos de la discriminación de nuestra lengua, vestimenta o nuestro color de piel”.
Ahí, al pie de la presidencia municipal y como mudo testigo el inmueble religioso de la parroquia de San Juan Bautista, decenas de espectadores despidieron el Encuentro Nacional Otomí, que esta vez alzó la voz en defensa de las comunidades indígenas del país.
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Incluso, el alcalde profesó las palabras del Movimiento Zapatista de Liberación Nacional, y dijo: “Que en Ixtenco, no morirá la flor de la palabra, podrá morir el rostro humilde de quien la nombra hoy, pero la palabra que vino desde la historia y de la tierra, ya nunca podrá ser arrancada por la soberbia del poder”.
Además, Sánchez Rojas comentó que este encuentro nacional es la reivindicación de la cultura indígena, es una manera de mostrar al mundo la riqueza ancestral, rituales, saberes, gastronomía, artesanía, medicina tradicional de los pueblos originarios.
- El Encuentro Nacional Otomí se organiza en el marco de los 491 años de la fundación de Ixtenco que se celebró ayer domingo ocho de enero.
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