Ante el inminente inicio de la fase III del Covid-19 y debido a que la entidad ha ocupado el último lugar en cuanto a la disminución de movilidad de ciudadanos, el ayuntamiento de Tlaxcala suspendió desde el pasado viernes la distribución de comida, cerrando con más de 11 mil raciones entregadas.
Pese al esfuerzo y buen ánimo del personal de la cocina del Sistema Municipal de Desarrollo Integral de la Familia (SMDIF) de Tlaxcala por elaborar más de mil comidas al día desde el pasado dos de abril, la emergencia sanitaria fue más fuerte, por lo que desde el 17 de abril, elementos de la Unidad de Proximidad Social, perteneciente a la Dirección de Seguridad Pública, hicieron entrega de despensas a quienes estaban formados.
La alcaldesa Anabell Ávalos Zempoalteca determinó apoyar a los sectores vulnerables con la entrega de dos despensas por familia, con la finalidad de que puedan hacer frente a la situación derivada de la pandemia del Coronavirus.
La decisión se tomó para no poner en riesgo tanto a los ciudadanos que acuden a recibir las porciones de comida como al personal del DIF municipal, debido a que “la fase III representa riesgos significativos para la población, pues se tratará de las semanas con mayores posibilidades de contagio”, aseguró la alcaldesa capitalina.
RECUENTO DE UNA LABOR SOCIAL
Después de que la mayoría del personal del ayuntamiento capitalino paró sus labores por la emergencia sanitaria, la cocina del SMDIF de Tlaxcala se mantuvo trabajando arduamente durante 15 días.
Y es que, hasta el pasado viernes, el DIF capitalino entregó 11,477 raciones de alimentos a personas que perdieron su empleo a causa de la contingencia sanitaria o que forman parte de los sectores más vulnerables de la comuna.
De acuerdo con María del Carmen Sánchez, chef responsable de la brigada del SMDIF, esta labor arrancó por iniciativa de Ávalos Zempoalteca, la cual fue “muy ardua, muy cansada, pero muy bendecida porque fue muy grande la satisfacción de darles comida a bastantes personas que no tienen la posibilidad económica en este momento”.
En entrevista, narró que la jornada de 20 trabajadores del SMDIF, divididos en dos grupos, empezaba a partir de 8:30 de la mañana hasta 18:00 horas y todos los días acudían a hacer compras para hacer nueva comida para entregarla a las personas.
Explicó que la elaboración de los alimentos fue un trabajo pesado por las cantidades de comida que elaboraban a diario, las cuales eran para mil 500 personas, aproximadamente, “la cantidad variaba de acuerdo con el menú, si hacíamos arroz elaborábamos de 15 a 20 kilos, pero en caso de que hiciera falta gente que estaba formada hacíamos otros cinco kilos, lo importante era que nadie se fuera sin alimento”.
Compartió que en 15 días aumentó el número de personas que llegaban desde muy temprano a formarse afuera de las instalaciones del SMDIF, ubicado en la colonia Loma Xicohténcatl, “es gente que lo necesita, que se ha quedado sin trabajo, son adultos mayores, algunas personas sin hogar, madres solteras, entre otros”.
EL TRABAJO EN COCINA EN TIEMPOS DE COVID-19
Dijo que el trabajo era complicado, toda vez que, además de las medidas sanitarias de higiene obligatorias que se requieren en el manejo de los alimentos, debían tener las precauciones en cuanto a su autocuidado.
“Usábamos los guantes, la cofia, el cubrebocas, evitábamos estar en contacto entre nosotros, a la hora de servir los alimentos nos lavábamos las manos constantemente y todos los días desinfectábamos cocina, trastes y demás”.
Detalló que sus compañeros que se encargaban de registrar a quienes acudían por alimentos portaban caretas y guantes para no tener contacto directo.
Sobre la entrega de la comida, que muchas veces constó en sopa, guisado, ración de pan y frijoles, mencionó que habían implementado una ruta de entrada y salida, a las personas se les otorgaba un cubrebocas, se les daba gel antibacterial y se les pedía que guardaran un metro de distancia entre ellas, se les atendía de 14:00 a 18:00 horas de lunes a domingo, excepto el Viernes Santo, que solo acuideron hasta el mediodía.
Comentó que para evitar contagio se les distribuyó la comida en recipientes biodegradables, “también preocupándonos por esa otra parte de no desechar tanta basura”.
SE ENFOCABAN EN EL TRABAJO
Pese al temor que representaba salir de casa, debido a que no todo el personal vive en la capital, sino en otros municipios, como Apizaco y Tepeyanco, María del Carmen expresó que les causaba más miedo llegar o irse de la cocina que estar en ella, “aquí tratábamos de cuidarnos entre nosotros, atendíamos las medidas que se tenían que seguir, y entre el trabajo se nos olvidaba”.
Agregó que ambos equipos siempre llegaron con mucha energía y en todo momento trataban de mantener un pensamiento positivo “tratamos de no pensar en el virus, en lo particular se trata como de hablar de otra cosa, estábamos más preocupados por no se quedaran sin comer, que por lo que está pasando”.
Dijo que al llegar a casa todos debían aplicar ciertas medidas de seguridad, “en lo particular antes de entrar a la casa me quitaba los zapatos, me cambiaba de ropa, me ponía gel antibacterial y me lavaba con un poco de agua con cloro e inmediatamente me metía a bañar para evitar cualquier situación”.
- 20 personas, divididas en dos grupos, conformaron la brigada del SMDIF capitalino.
- 11,477 raciones de alimentos entregaron en 15 días a las personas que lo solicitaron.
DESPENSA
- Elementos de la Unidad de Proximidad Social continuarán identificando a las familias de escasos recursos y grupos vulnerables para entregarles una canasta básica, a fin de mitigar una de sus necesidades principales
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